El delicado equilibrio con que el PSC se sostiene al frente del Ayuntamiento de Barcelona provocará que el debate sobre si el tranvía circulará por el tramo central de la Diagonal quede pospuesto hasta que los ciudadanos elijan un nuevo Parlament y un nuevo plenario municipal. En un raro –por poco habitual y porque llevado al extremo tampoco habría candidatura olímpica, por ejemplo– ejercicio de responsabilidad política, el PSC ha decidido «no hipotecar futuras decisiones de la Generalitat» y, por tanto, deja en el aire qué tipo de transporte cubrirá la Diagonal. Rizando el rizo, o lo que es lo mismo, satisfechas las ambiciones de Esquerra, el PSC también pretende contentar a sus socios de Gobierno municipal, ICV-EUiA. Así, el partido mayoritario mantiene su apuesta por el tranvía, afirma que, de ganar las municipales del 2011, pedirá a la Generalitat su construcción y señala que la opción del tranvía formará parte de las dos opciones que los barceloneses podrán escoger en el referendo de mayo.
La unión de las dos redes de tranvía en superficie y por la avenida Diagonal fue en su día el motor de la idea de transformación de la vía que el alcalde Jordi Hereu lanzó desde las páginas de EL PERIÓDICO en septiembre del 2008. Cierto es que algunas ideas que entonces parecieron peregrinas, como la reducción casi al máximo de la circulación de vehículos, han acabado por calar, pero también se ha descubierto que lo que Jordi Hereu creía un clamor pro-tranvía, a la postre no es así. Con todo, el PSC mantiene su apuesta por el metro ligero por entenderlo el transporte más coherente, en referencia a las redes ya existentes.
El pleno municipal de ayer arrojó bastante más confusión al ya de por sí complicado debate. Entre otras cosas porque en el informe que el bipartito llevo al cónclave, y junto a las secciones de la rambla y el bulevar que se dieron a conocer hace nueve días, el Gobierno municipal adjuntó otras posibles alternativas. Algunas incluyen un carril de «transporte público exprés» dejando para cada uno la interpretación de lo que es: tranvía o autobús especial (BRT). En donde no cabe interpretación es en la última de las secciones aportadas: un simple carril-bus, como el que ya existe ahora, acompaña a los dos para vehículos.
Confusión a raudales.
Reclamados por los medios que cubren la información municipal, el segundo y el cuarto teniente de alcalde, Ricard Gomà (ICV-EUiA) y Ramon García-Bragado (PSC), respectivamente, no pudieron sembrar más confusión con sus palabras: «Ni la opción A ni la B hipotecan futuras decisiones de las Generalitat y la Autoritat del Transport Metropolità. Quien esté de acuerdo con la transformación de la Diagonal, pero no lo esté con el paso del tranvía, puede votar la A o la B», dijo el responsable municipal de Urbanismo. «No se deja ninguna puerta abierta a que no haya tranvía. La gente tiene que saber que puede escoger entre un bulevar con tranvía y una rambla con tranvía», mantuvo Gomà. Es decir, aquel que no desee tranvía debe optar por la opción C, «ninguna de las dos propuestas».
Posteriormente, el mismo García-Bragado explicó que, a pesar de mantenerse firme en su voluntad de no hipotecar futuras decisiones, el bipartito apostará por el tranvía hasta el punto que en la papeleta digital de voto este modo de transporte será la única que se contemple en los proyectos. Algo que fuentes de Esquerra negaron, por cuanto supondría vulnerar un acuerdo entre el alcalde y Jordi Portabella.
Y es que el republicano viene defendiendo desde hace semanas, también ayer, en que este no es el debate sobre qué tipo de transporte público se precisa sino sobre si se quiere un bulevar o una rambla.
Así las cosas, no fue extraño oír al portavoz de CiU, Joaquim Forn clamar porque «no se sabe qué se va a votar». Los nacionalistas mantienen su silencio táctico sobre el tranvía y, de momento, se dedican a recordar al bipartito que hay tres opciones de voto y no dos, y a reclamar que no se discrimine, en las campañas publicitarias, esta tercera vía.
El caballo de batalla del PP es, sobre todo, el coste de una operación que entienden de «márketing político» del alcalde y, también, y afear que las dos opciones sean tan iguales que las dos llevan el tranvía.
Propuesta de participación.
Eso sí, pese al maremágnum en que se ha convertido el debate, el ayuntamiento aprobó una moción para promover la participación en el referendo. La propuesta del bipartito fue secundada por ERC, padre de la consulta. En el escrito se promete otorgar «la información necesaria» para que los ciudadanos tengan «todos los elementos» para votar.
Fuente: El Periódico de Catalunya (www.elperiodico.com)