Dos graffiteros madrileños se enfrentan a un año de prisión, que pide Renfe, por pintar un tren de la línea Zaragoza-Arcos de Jalón durante una parada en Ariza. La versión que el fiscal considera probada es rocambolesca --incluye un encuentro con un guardiacivil haciendo footing de paisano--, pero la que ofrecieron los jóvenes ayer, en la vista celebrada en el Juzgado de lo Penal número 6 de Zaragoza raya el surrealismo. Los vándalos o artistas callejeros, según se mire --llamados Adrián G. C. y Andrés D. F.-- aseguraron que se encontraron una mochila con 15 botes de spray, y la guardaron por si acaso. Pero no saben nada de ningún tren.
Fiscalía considera que la pintada constituye un delito básico de daños, que se saldaría con 7.200 euros de multa para cada uno, aparte de los 2.690 de responsabilidad civil subsidiaria. La letrada de Renfe, sin embargo, sostiene que el delito es especialmente grave al ser el convoy un bien de uso público, con lo que pide el citado año de prisión, aunque rebaja la multa a 3.600 euros por cabeza.
Niegan la mayor.
Los graffiteros, ayer, negaron que les pudieran ver pintando el tren, porque ellos no hicieron nada. Sin embargo, el fiscal mantiene que, según el testimonio de un sargento de la Guardia Civil de Ariza, que casualmente andaba --o más bien corría-- haciendo footing por la estación, vestido de paisano, observó a los jóvenes en plena creación. Los hechos tuvieron lugar el 13 de abril del 2010. El agente avisó al puesto, y tras un rápido despliegue los agentes de Ariza localizaron a los dos jóvenes, que habían huído. En su poder encontraron una mochila con nada menos que 15 aerosoles de pintura.
Sin embargo, ellos aseguraron ayer que, en el trayecto de Madrid a Zaragoza, decidieron parar en Ariza para conocer de primera mano los atractivos turísticos de la localidad. Al bajar del tren, vieron a cuatro personas pintando el tren, que fueron las que huyeron. En su fuga se dejaron la mochila, que ellos cogieron porque son aficionados a la pintura y podrían aprovechar los botes.
Esta afición, en el caso de Andrés, se traduce en antecedentes penales por pintar en trenes en Águilas y en Arcos de Jalón, además de en un muro en Las Rozas. Al parecer, la explicación a la inverosímil performance en trenes en marcha es una moda reciente entre los grupos de graffiteros. Coordinados de antemano, quedan en distintas estaciones de una misma línea para pintar, parte a parte, una obra cooperativa en el trayecto.
Fuente: El Periódico de Aragón (www.elperiodicodearagon.com)