domingo, 26 de enero de 2014
NOTICIAS-Uno de los últimos tranvías de 1976 podría volver a circular en Zaragoza.
El viejo tranvía de 1976 podría volver a circular por las calles de Zaragoza. Solo hace falta voluntad, ganas para buscar cómo hacerlo y, como no, dinero para que sea una realidad. El pasado día 22 --el día 23 a la una de la mañana para los más rigurosos-- se cumplieron 38 años del último trayecto del viejo tranvía de la capital aragonesa, en la línea Parque-San José. Y coincide con la reciente adquisición por parte de la Asociación Zaragozana de Amigos del Ferrocarril y Tranvías (AZAFT) de una de esas últimas unidades que recorrían ese trayecto. Un vehículo que pretenden rehabilitar porque ha sufrido el deterioro lógico por el abandono durante años en manos de su anterior propietario, un particular que residía en Ejea y que lo ha cedido hace dos meses. Ahora se plantean "ofrecerle a la sociedad Los Tranvías de Zaragoza que se ponga en servicio los fines de semana, como atractivo turístico de la ciudad".
Se trata de una idea que en otras capitales europeas ya se ha puesto en práctica, combinar tranvías históricos con los modernos, y con bastante éxito entre los usuarios, a los que se les ofrece un viaje en el tiempo. A 1976, en el caso de Zaragoza, cuando este vehículo de color verde y plata recorría las calles de la capital aragonesa. Una opción que el vicepresidente de AZAFT, Juan Antonio Peña, asegura que "es técnicamente posible". "Lo más importante es la anchura del vehículo y este solo tiene diez centímetros menos que el Urbos 3 de la línea actual, que mide 2,6 metros", explicó.
Joya de los 40.
Aunque es consciente de que hay que hacer cambios importantes. Principalmente en el sistema que utiliza para la toma de energía, ya que este recibía la luz con un trolley y ahora se le debería instalar un pantógrafo para tomarla de la catenaria (o incorporarle el Acumulador de Carga Rápida de CAF para ir por el centro sin ella). En los bogies, el trabajo es más sencillo, ya que la anchura de la vía actual obligaría a desplazar cada rueda "unos 20 centímetros a cada lado". Lo demás es arreglar los efectos perversos del paso del tiempo y el deterioro porque "estaba a la intemperie y se utilizaba como refugio para los perros del dueño".
La asociación guarda esta joya en una nave de Casetas pero están deseando verlo exhibir los encantos de esta unidad numerada con el 225 que formó parte de las diez que le encargaron a Escoriaza en los años 40. Aunque no llegó a Zaragoza hasta los 60. Se hicieron para mandárselos a una empresa de Madrid que quebró antes de ponerlos en servicio, cuando llevaba hechos ocho (del 221 al 228). Así que acabaron en Cádiz y luego en la línea San Sebastián-Tolosa, antes de llegar a la capital aragonesa.
A bordo de esta máquina del tiempo con forma de tranvía cabían 184 personas, 24 de ellas sentadas en las dos filas de asientos de madera situadas a ambos lados del ancho pasillo central, con listones de madera en el suelo y una larga fila de asideros sujetada al techo.
No es el único vehículo que ha sobrevivido. Otro tiene TUZSA en las cocheras de la carretera de Castellón (número 110), otro está en Azpeitia (el denominado rizado por su chapa ondulada), otro en Caracas.... Pero a este le hacen falta "unas 2.000 horas de trabajo" para volver a rodar. Y alguien que las pague, claro.
Fuente: El Periódico de Aragón (www.elperiodicodearagon.com)