miércoles, 15 de junio de 2016

NOTICIAS - Los músicos del Metro ya no piden dinero, piden 'likes' en Facebook


Estoy casi seguro. Era en la línea 4, en otro de esos trayectos de la redacción a una rueda de prensa o viceversa. Iba cabizbajo, como casi todos los días, inmerso entre las múltiples apps y las ventanas del navegador de mi smartphone. Deslizándome con pericia entre whatsapps, correos electrónicos y actualizaciones de amigos en redes sociales. Imbuido en mi Matrix particular. Prácticamente todo el mundo a mi alrededor hacía lo mismo, exceptuando un par de personas: una señora mayor, con un diario en papel gratuito entre sus manos y un hipster que leía uno de esos libros con las páginas amarillas.

El Metro se paró, se abrieron sus puertas y empezó a sonar una melodía alegre. Levanté la cabeza y, esta vez, tardé unos minutos en volver a bajarla. Y cuando lo hice fue para dar a Me Gusta con mi dedo índice. Tocaban bien y tenían desparpajo. Eran jóvenes y con ganas. Pedían dinero, pero eso no era lo que más les interesaba. Decían que la mejor manera de pagarlos era con un like. Sin duda, una manera sencilla y barata de hacer un donativo en una época en la que ocho de cada diez personas que viajan en el suburbano madrileño se entretienen con su teléfono inteligente ¿Y es que hay mejor pago hoy en día que un gesto de fidelidad en redes sociales? El viaje efímero de una moneda de un bolsillo a otro ha sido sustituido por algo más valioso e intangible: la creación de un lazo digital. Ser fan ya es posible con una sola pulsación.

Después de la música, la palabra. Tras ese grupo, llegó otro joven escritor que pedía lo mismo que los anteriores mientras hablaba de un "calabobos de ceniza". Centeno Poveda ha escrito hasta la fecha dos novelas y usa ese medio de transporte también como medio de comunicación para leer algunos extractos de las mismas. La idea de dar sus perfiles le surgió para encontrar una solución para destacar "en un mar tan poblado como es el de la escritura". Reconoce que en su vida personal había prescindido de redes sociales por completo y se hizo sus cuentas precisamente para "poder darlas en el metro". "Fue cuando tuve lista mi página web para subirla a la red y empecé a promocionarla cuando hice las cuentas en Facebook y Twitter, y poco después en YouTube", cuenta para Fcinco.

JosÉ, que así es su nombre de pila, no va todos los días en metro porque se dedica a otras cosas y "por no agotar tampoco a la gente", pero asegura que por jornada recibe entre 2 y 4 likes o seguidores entre sus tres cuentas y una media de 1 comentario. "Hay gente que se hace fan casi instantáneamente y ¡me hace muchísima ilusión cuando eso ocurre! Normalmente me doy cuenta mientras espero a algún tren, que es cuando puedo mirar el móvil. ¡Alguna vez se han suscrito incluso delante de mí y me lo han dicho!", relata emocionado el joven literato.

Para Centeno Poveda los beneficios de esta fórmula del offline al online son innegables y mucho más tangibles que una presencia únicamente física. "Si uno sólo actúa en persona puede llegar a cierto reconocimiento, pero son los tiempos del diferido. La mejor idea es, a mi parecer, tratar de canalizar la atención que uno pueda conseguir personalmente hacia el mundo digital", defiende. "Por así decirlo, si uno se limita a tocar, ya sea en el metro o en cualquier otro lugar (o recitar, o lo que sea), puede llegar a captar a las personas que se cruzan con él; pero gracias a cómo funcionan las redes sociales, no sólo estas personas pueden acercarse a uno más tarde, cuando realmente tengan ganas o tiempo para hacerlo, sino que se puede llegar a las redes de "amigos" de la gente, y a las redes de los "amigos de los amigos" y así sucesivamente", destaca JosÉ.

Alex y Jaime, o Flamenco en el vagón, es otro de esos grupos que han aprovechado el metro como trampolín para las redes sociales. Defienden que para llamar la atención de la gente y ganarse su cariño y fidelidad a posteriori en el mundo digital solo es posible eligiendo buenos temas y haciendo lo que hacen con sentimiento. Se crearon su fanpage porque Jaime es además de estudiante de música programador y quería unir los dos mundos, la tecnología y el contacto con los ciudadanos a pie de calle. En sus días buenos aseguran haber llegado a recibir hasta 20 likes después de sus 'actuaciones'. Además los viajeros han subido algunas a YouTube.

Fuente: El Mundo

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