martes, 6 de junio de 2017
NOTICIAS --- Epidemia en la estación de Sants
Poca gente quieta en la estación de Sants. Las terminales, sean de trenes, de autobuses o de aviones, tienen en común el nervio del viajero, que casi nunca llega tarde aunque siempre lo parece. Añadan aquí un techo bajo, una cartelería añeja, unas pantallas UHF, una iluminación que apenas ilumina y una distribución en forma de 'tetris' que despista más que orienta. No es un lugar amable, a pesar del comercio, de la buena atención del personal. No es la lustrosa estación de ferrocarril que espera cualquier gran ciudad. Si al menos la pesadumbre se quedara entre esos muros... Pero no, el entorno, las plazas que la rodean, que como la estación (también la de autobuses), son propiedad de Adif, exhiben un aspecto que poco tiene que ver con la Barcelona que quiere estar como un tren (perdón...).
El problema de Sants, del apeadero, no del barrio, es también la vergüenza de la Sagrera. Al otro lado de la ciudad, a poco más de seis kilómetros en línea recta, en la frontera entre Sant Martí y Sant Andreu, se proyectó una terminal de trenes que debía ser la monda, el epicentro ferroviario de Catalunya. Se pagaría, ¡alehop!, con el dinero que diera la construcción de bloques de pisos y centros comerciales. Y como aquella era la prioridad, aunque nunca lo pareció, Sants y su entorno pasaron a un segundo plano. En todos los sentidos. También en lo económico, obviamente. Aquello,sobra recordarlo, no salió bien.
Premio FAD
Puede que la plaza de los Països Catalans sea a día de hoy una de las más feas de la ciudad. En los primero 80 fue referente de las denominadas ‘plazas duras’, por su ausencia de vegetación y apuesta por el cemento. No ayuda el hecho de estar aislada entre calles de más de tres carriles, pero menos contribuye un diseño que solo ha levantado el aplauso de la comunidad de patinadores de medio mundo. Aunque es justo recordar -hoy puede resultar sorprendente- que en 1984 logró un premio FAD por la reforma capitaneada por Helio Piñón y Albert Vilaplana.
El miércoles a mediodía eran media decena los ‘riders’ que saltaban por los pocos bancos que quedan en pie. Todo el mobiliario, los escalones, cada peralte urbanístico de este enclave, todo ha quedado redondeado, pelado, como si un río hubiera pasado por encima durante siglos. El suelo se pisa por pedazos, sorteando los elementos que conforman el improvisado ‘skate park’. Andreu vive aquí desde los primeros años 70 y no se esfuerza demasiado en maquillar sus palabras: “Esto ha sido siempre una mierda”. En medio de la plaza siguen en pie cuatro latas de aluminio del tamaño de un contenedor de barco, repletas de ‘grafitis’. Son las salidas de emergencia de los andenes, que están justo debajo. Fomento prometió al ayuntamiento que las soterraría. Pero no. Dice un portavoz municipal que se lo prometió al gobierno de Hereu. Y al de Trias. Y ahora al de Colau. En el presente mandato se ha conseguido licitar la reforma, pero según la misma voz del consistorio, las modificaciones del contrato han retrasado la obra, que por ahora sigue sin calendario de ejecución.
Manseo y hurto
Al otro lado, en Joan Peiró, otras seis cajitas para escapar de las vías que tampoco deberían estar ahí. También la parada de taxis que los chóferes siempre quisieron en Països Catalans pero que Adif vetó porque el peso de los vehículos, dijo, pondría en peligro un firmamento en el que se han pintado unos círculos de colores idénticos a los que pueden verse en la ‘supermanzana’ del Poblenou. Curioso.
Al margen del urbanismo, en lo social la cosa no mejora. Un grupo de mujeres de nacionalidad rumana intentan robar a ancianos y turistas con el viejo truco del abrazo. Basta con pasar un buen rato por ahí para verlas actuar junto a la fúnebre estación de buses. Se acercan, lo rodean y empiezan a manosearlo. A un hombre ya mayor lo abordan en un bar. Andreu sabe de varios que han perdido la cartera, un reloj o la cadena del cuello. No muy lejos, un hombre y una mujer de unos 50 años, también rumanos, intentan vender joyas. “Barato, oro, para regalo”, repiten, mientras exhiben la mercancía en la palma de su mano.
Lo último es que Fomento se ha comprometido a reiniciar las obras de la Sagrera antes de verano. Y que en breve reformará Països Catalans. También en breve se licitará el proyecto de nueva estación. En breve.
Fuente: elPeriódico