Para lograr la reapertura es necesario reconstruir los 25 kilómetros entre Bedous y el túnel del Somport, en la parte francesa, y rehabilitar los 104 kilómetros entre Huesca y Canfranc en el lado español. Para alcanzar este objetivo se presenta como primer paso la inauguración de la estación, a la que ha afectado las grandes nevadas, según Jaime Molina, gerente de la UTE Canfranc.
Aunque el nuevo edificio que ha dirigido el arquitecto aragonés Joaquín Madrazo está prácticamente concluido, los responsables de Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias) están revisando las telecomunicaciones y las antenas instaladas.
Asimismo, Cetren, un organismo designado por la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria, ultima también unas pruebas definitivas sobre la interoperatividad de la estación. Los resultados son clave para la autorización de la puesta en marcha del nuevo edificio de Canfranc.
«Está previsto que la UTE entregue la obra al Gobierno de Aragón para celebrar su inauguración, pero es necesario también la conformidad de Adif sobre la estación, la nueva playa de vías y la línea ferroviaria», detalla el arquitecto Joaquín Madrazo. «Es una caja de vidrio con un techo antiguo de lo que era un hangar», describe orgulloso del resultado. «Hemos transformado una construcción de finales del siglo XIX en una del siglo XXI, respetando la esencia del edificio pero sin alterar su imagen ferroviaria», agrega el arquitecto alcañizano.
El proyecto ya ha tenido en cuenta la próxima liberalización del ferrocarril en España, lo que podría favorecer la presencia de más de un operador en la línea internacional que una Aragón con Nueva Aquitania.
El nuevo edificio está construido sobre un antiguo hangar y sustituirá al inmueble histórico, que será un hotel de cinco estrellas en 2022 y su vestíbulo será el paso de entrada hacia el tren.
El proyecto contempla incluir tres andenes para trenes de pasajeros. Al lado del paseo de los Melancólicos habrá otros dos andenes para los convoyes de mercancías de hasta 200 metros de largo. Los pasajeros pueden usar en la nueva estación un paso subterráneo.
En el moderno edificio todo está ya electrificado y digitalizado. Los billetes se podrán adquirir a través de una máquina de venta y también se mantendrá una oficina para adquirirlos a las compañías ferroviarias que alli operen. Además, tendrá con una zona de servicios climatizada.
La apertura de la nueva estación supone también la desaparición de la antigua playa de vías y su sustitución por una zona de 200.000 metros cuadrados de superficie que ya están empezando a urbanizarla con calles, jardines y plazas.
Fuente: Heraldo de Aragón
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