Este viraje de un proyecto ya encauzado, cuyos contenidos y características de ejecución se iban a tratar en una reunión el pasado 10 de febrero, ha creado malestar en las operadoras adjudicatarias, la regional RATP y la estatal SNCF quienes, según una información publicada en el diario francés Le Parisien, se plantean la posibilidad de llevar a Alstom ante la autoridad gala de la competencia.
Según este diario, estiman que la integración de Bombardier en Alstom puede presentar un problema de competencia. "Solo si está en una situación de monopolio -en referencia a Alstom- puede permitirse rechazar un contrato ya firmado", señalan fuentes de la operadora RATP, por lo que "sobre la mesa" se encuentra la posibilidad de recurrir a la ADLC (Autoridad de la Competencia) para que estudie este caso.
La reunión del 4 de marzo será determinante para el futuro de un proyecto que afecta a la segunda línea con mayor número de pasajeros de Europa, que se encuentra deteriorada por su uso intensivo y requiere cuanto antes la incorporación de estos 146 trenes y atender a casi 170 millones de pasajeros anuales. Las operadoras RATP y SNCF en un escrito conjunto señalaron que, si Alstom no cambia de opinión y rechaza ejecutar este contrato, se abre la posibilidad de un recurso, aunque en este momento no estamos en esa situación".
Plazos de ejecución
Le Parisien cita a fuentes de las operadoras que van más allá al afirmar que "incluso si Alstom aceptara ejecutar el contrato, nos inquieta la forma en que lo hará". Así, expresan sus dudas acerca de los ritmos que imprimirá a su desarrollo. El contrato contemplaba la entrega de los trenes a partir de 2025 y cualquier retraso en estos plazos perjudicaría el proyecto "en detrimento del contribuyente francés".
Alstom, por su parte, ya advirtió de que le resultaría difícil realizar un encargo que en su oferta presupuestó entre 600 y 700 millones por encima de la cifra determinada por el consorcio formado por CAF y Bombardier. Fuentes de la empresa gala consultadas por el medio francés señalan que "será un infierno pasar diez años aplicando una economía austera", en referencia a las consecuencias que podría acarrear asumir el contrato del RER B.
Fuente: Noticias de Gipuzkoa
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