En principio, el 5 de septiembre volvería a circular el Zaragoza-Calatayud de las 16.20 horas (menos los sábados y con extensión a Ariza los viernes); el Calatayud-Zaragoza de las 13.20 horas de lunes a viernes; y el Ariza-Zaragoza de los domingos a las 19.51 horas. Y hasta ahí. Nada Teruel, ni hacia el norte ni hacia Valencia, ni el Huesca-Jaca, ni el Zaragoza-Lérida por Monzón.
Mientras en la Consejería de Vertebración aseguran que no hay novedades, la inquietud sigue en muchas zonas, sobre todo en las más afectadas. Vicente Guerrero, el portavoz de Cambiar Monzón, recuerda que el último trimestre del año «va a ser muy importante». Si las cosas no cambian, en este periodo el consejo de Vertebración iniciará el procedimiento de licitación del mapa concesional de autobuses. «Madrid y Zaragoza tendrán algo que decir, no sé si juntos o separados. Después de la experiencia de la última semana de junio, cualquiera sabe. No sabemos ni siquiera si existe esa partida que traía el autobús a Monzón. Decían que podía funcionar el 1 de abril, el 30 de junio, el 10 de julio... En fin, estamos todos a la expectativa. Con Ábalos se había llegado a una decisión, pero con la nueva ministra habrá que ver cómo quedan todos los cargos intermedios».
Solo el Caspolino sobrevivió al regresar a las vías del Bajo Aragón-Caspe en la mañana del 25 de julio después de pasar prácticamente 500 días sin circular tras ser eliminado en los primeros días del estado de alarma. Ya había sido repuesto en enero en su tramo catalán (de Ribarroja hasta Barcelona).
El resto del acuerdo con Ábalos contemplaba mantener algunos de los servicios ferroviarios que se venían prestando en la comunidad y para sustituir los más deficitarios por otros medios de transporte por carretera. Así lo hizo oficial el penúltimo día de junio el Gobierno de Aragón, que anunciaba que Transportes mantendría los servicios que viene asumiendo desde hace años entre Zaragoza y Lérida y parte del Teruel-Valencia. Por su parte, el Gobierno de Aragón hacía lo propio con el Caspe-Fayón. La novedad radicaba en que uno de los servicios a Lérida y parte del Teruel-Valencia, costeados por el Gobierno de Aragón, pasaban a ser financiados por Madrid y se prestaban mediante una nueva modalidad alternativa, que sería a la carta, a demanda.
La nueva modalidad se correspondía con la prestación del servicio a través de taxis, furgonetas o microbuses, en función de las solicitudes de los viajeros, algo que fue acogido con gran sorpresa, una idea que no termina de convencer a casi nadie. «La idea de transformarlo en taxi es un sistema que, según nos dijeron en Renfe cuando hablamos con ellos, ni siquiera saben cómo hacerlo», dice Guerrero, que insiste en que el último trimestre es decisivo desde el mismo 1 de septiembre. Porque aquel acuerdo que fue calificado como «el mejor posible», hoy es papel mojado. Sigue la espera para tantos que se mantienen al pie de la lucha, de esa agonía que terminará con líneas ferroviarias históricas en Aragón.
Fuente: El Periódico de Aragón
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