La estación fantasma Gaudí del Metro de Barcelona, ubicada entre Sagrada Família y Sant Pau-Dos de Maig de la L5 y que nunca fue inaugurada, se ha estrenado la madrugada de este viernes.
Lo ha hecho con el primer tren de pasajeros de su historia, ha resaltado a Europa Press el ex director del Metro Agustín del Castillo.
La estación -en recuerdo al arquitecto de la Sagrada Família, Antoni Gaudí- se sitúa bajo la avenida del mismo nombre, entre las calles Marina y Lepant, y es una de las 12 de Metro y Ferrocarrils de la Generalitat (FGC) en desuso, según recoge Dani Cortijo en el libro 'Històries de la Història de Barcelona', que cita la de Correos o la de Banco.
La gestora del suburbano de la capital catalana, Transports Metropolitans de Barcelona (TMB), ha organizado una salida nocturna por segundo año consecutivo de su primer convoy de metro de 1924 en el marco de la Primavera Cultural, y que en esta ocasión ha incluido desvelar uno de sus secretos más desconocidos.
Esta parada, que ahora sólo alberga dependencias y almacenes de TMB, se empezó a construir a mediados de la década de 1960 como continuación de la entonces L2, que unía La Sagrera y Horta, pero el rápido avance de la L5 desde la zona de Collblanc motivó a las autoridades a unir esta línea con la parte ya construida de la L2.
Según Del Castillo, Gaudí quedó anulada por la proximidad de la estación de Sagrada Família, que dista unos 200 metros cuando la media entre paradas está en unos 600, y así se ha mantenido más de 30 años excepto cuando ha sido usada para mostrar algún anuncio, colocar decoración navideña y que la visiten los aficionados a los trenes.
Unos 300 han acudido al paseo que, por cinco euros el pasajero y una vez cerrado el suburbano a la circulación, les ha llevado con el primer metro de Barcelona de La Pau (L2 y 4) a Sagrada Família (L2 y 5), y allí uno de los convoyes más modernos ha hecho el trayecto hasta Gaudí, y después se ha vuelto a realizar todo el proceso a la inversa.
El primer metro fue inaugurado el 30 de diciembre de 1924 con la puesta en marcha del 'Gran Metro' entre Lesseps y Catalunya, circuló 64 años --cuando los convoys tienen una vida media de 30-- y se diferencia de los actuales, entre otros, porque huele a freno de zapata caliente impregnado de aceite y su conducción no está programada.
Aficionados jóvenes.
No han faltado los revisores, los motivos 'gaudinianos' en La Pau --bancos de 'trencadís' al estilo parque Güell y la puerta de palmeras de la Casa Vicens-- y ha renacido Gaudí, que ha conducido a los pasajeros, muchos de ellos jóvenes ataviados con cámaras y nostálgicos de los trenes de antaño: "Ya no nos queda mucho sin los nocturnos y expresos", ha lamentado uno de ellos ante la proliferación del AVE.
La afición hará que el 14 de mayo vuelva a repetirse un paseo nocturno, y motiva a TMB a proyectar la instalación de una muestra temporal de material histórico -algún tranvía y autobuses- en una antigua nave de la fábrica Foret, ubicada en una finca de 50.000 metros cuadrados que hace poco ha alquilado al Consorcio de la Zona Franca.
TMB confía en poder condicionar el edificio este año, aunque su apertura irá para largo por las estrecheces económicas, pero puede servir de punto de partida para los aficionados a la espera de que se concrete el futuro Museo de la Movilidad.
Fuente: Europa Press (www.europapress.es)