El tranvía zaragozano, que pronto cumplirá un año de funcionamiento, mantiene vivo un constante debate entre partidarios y detractores. Dentro de estos últimos se encuentran, como principal fuerza, los vecinos del entorno de Gran Vía y Fernando el Católico, eje principal del último tramo de la primera fase. Los ruidos y las vibraciones ocasionadas por los convoyes centran las quejas de los opositores, relegando a un segundo plano la pérdida de carriles para los vehículos particulares y la estética del bulevar.
En total, según señala el informe presentado recientemente por el Justicia de Aragón -quien ya recibiera personalmente a los ciudadanos afectados-, al menos trece comunidades de vecinos del tramo de Gran Vía y Fernando el Católico solicitaron, a lo largo del último año, mediciones acústicas. En estos trece casos, que agrupan las quejas de más de un centenar de inquilinos, los resultados registraron un volumen por encima del límite marcado por el reglamento local.
María Teresa Lorda, quien reside en un primer piso de Fernando el Católico, es una de las damnificadas. Hace escasas fechas, dos agentes de la Policía Local se personaron en su domicilio para realizar una medición de ruidos. El resultado ponderado, después de tres comprobaciones (37,4; 38,4 y 36,8 decibelios), resultó de 37,5 decibelios, 10,5 por encima del máximo permitido por la normativa que vela por el descanso de los zaragozanos. "La comprobación la hicieron con la ventana de doble cristal cerrada", matiza María Teresa.
El acta, cumplimentada en el salón del hogar -ubicado en la zona exterior del edificio-, confirma que las cifras registradas "sobrepasan" lo marcado por la Ordenanza de Protección contra el Ruido y las Vibraciones. Esta norma municipal detalla que el techo sonoro en horario nocturno (la medición se realizó a las 00.20) es de 27 decibelios.
El dato anotado en la citada medición no es, sin embargo, la cifra máxima registrada hasta el momento. En marzo del pasado año, la Policía notificó 44,7 decibelios al paso del tranvía desde la casa de otro vecino de Fernando el Católico.
"Han aparecido grietas".
María Teresa relata los problemas que el metro ligero les genera a él y a su padre (quien padece una grave enfermedad) en el día a día: "Nos molesta para dormir, tanto a última hora de la noche como a las cinco de la mañana, cuando empieza a funcionar. Y eso que los dormitorios dan al interior del edificio".
Además, explica, "han aparecido unas pequeñas grietas" en su propio hogar, y "han saltado algunas baldosas del portal", contratiempos que achaca a las vibraciones generada por los convoyes: "Cuando pasa el Tranvía vibran esas copas", comenta mientras señala una pequeña vitrina del salón.
Tras las primeras quejas formuladas en 2011, fuentes de Los Tranvías de Zaragoza señalaron que el tranvía "cumple perfectamente la normativa vigente" en materia de ruido, y que una de sus cualidades es que "es mucho más silencioso que el tráfico rodado".
Fuente: Heraldo de Aragón (www.heraldo.es)