martes, 5 de junio de 2018

NOTICIAS --- Las escaleras de cuatro estaciones seguirán paradas hasta que no se terminen de cambiar las de Atocha


Primero Atocha y luego el resto. Ese es el esquema que maneja Cercanías para poner fin a una de las mayores fuentes de reclamaciones del último año: la parálisis permanente de 22 escaleras mecánicas en cinco estaciones de la red desde el pasado mes de agosto.

Hace unos días, el operador anunció que la reparación de las diez de Atocha concluiría antes de que acabe junio. El arreglo, como avanzó Madridiario, comenzó en febrero, sin fecha prevista de solución. Tras el desmontaje, las pasarelas han permanecido cubiertas con una lona y la vetustez de los modelos ha obligado a fabricar repuestos que ya estaban descatalogados.

Agosto, el único plazo concreto

La puesta en marcha en la principal estación del entramado de la corta distancia madrileña, según confirma Cercanías a este medio, es "escalonada" y la previsión es cumplir con el programa. Ya hay tres en funcionamiento y, antes de que acabe este mes, lo estarán el resto. Solo una vez concluida la operación en Atocha, la empresa mantenedora pasará al resto de estaciones.

Quedan varios puntos negros. Hay cuatro escaleras inutilizadas en Zarzaquemada, dos en Doce de Octubre y dos en Majadahonda. La situación genera tantas incomodidades como resignación a los pasajeros, pero son las cuatro unidades fuera de juego de Méndez Álvaro las más molestas. Esta es la quinta parada más utilizada de Cercanías y da servicio a la Estación Sur de autobuses. Más de siete millones de personas -muchas cargadas con maletas y mochilas- utilizaron alguna de las cuatro líneas de tren que surcan este intercambiador, conectado a su vez con la 6 de Metro y una decena de autobuses urbanos e interurbanos.

A día de hoy, en Cercanías son incapaces de precisar cuándo se habrá normalizado la situación. Solo hay un plazo sobre la mesa, el que exhibe negro sobre blanco el flamante Plan de Cercanías: agosto.

Negociaciones con Renfe y factura opaca

Este paquete de inversiones aprobado por el saliente ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, asegura que todo el caos de este año se debe a un "problema con la empresa mantenedora". Este problema, según fuentes de este medio, ha estado en determinar si el contrato con Schindler, la compañía, cubría o no esta "reparación mayor". Ni Renfe ni la multinacional suiza han querido revelar las condiciones del acuerdo alcanzado para desatascar la situación y, por tanto, es difícil saber quién está pagando la cuenta, una factura opaca.

Fuentes de Schindler atribuyen también a "las negociaciones y diferencias con Renfe" que estas instalaciones no se hayan podido "poner en funcionamiento antes".

Ahora bien, desde la empresa descartan que los trabajos sean reparaciones, ya que, matizan, las escaleras "no eran reparables al haber finalizado su vida útil". Por este motivo, por "razones única y exclusivamente de seguridad", la compañía resolvió paralizar su funcionamiento hace diez meses. "Se trataba de equipos de cerca de 30 años de antigüedad y más de 240.000 horas de funcionamiento", agregan.

Solución provisional

Schindler argumenta que, una vez resuelta la controversia con Renfe, la "complejidad" de la operativa tampoco ha permitido acelerar los plazos. "Hemos aplicado soluciones personalizadas para sustituciones parciales de las escaleras, sistema de tracción, peldaños o cuadros eléctricos que requieren de un rediseño de nuevos componentes y procesos de ingeniería, fabricación y suministro previos", relatan.

En cualquier caso, Miguel Ángel Escolano, portavoz de la sección ferroviaria de UGT, recuerda que este es solo un acuerdo "provisional" entre las partes para sortear la "vergüenza", porque Renfe ya ha convocado un concurso para adjudicar la sustitución, a partir de 2019, de todas las escaleras de Atocha.

Este desembolso, de 21 millones de euros, se suma a lo que la operadora ha tenido que pagar estos meses por los contratos de los guías que han ido ordenando el tránsito de los pasajeros entre las obras. Este contingente llegó a los 40 empleados. Ahora, se deberá replegar cuando las molestias y las carreras para coger el tren sean cosa del pasado.

Fuente: Madridiario