viernes, 5 de julio de 2019

NOTICIAS --- Un vestigio del ferrocarril de Utrillas entra en la Lista Roja del Patrimonio


La pilastra del antiguo puente del ferrocarril de la línea Zaragoza-Utrillas, construido sobre el barranco de Lahoz a comienzos del siglo XX, es una pieza de arqueología industrial que perdura, más de 100 años después, y atestigua el paso del transporte ferroviario por este despeñadero cercano a la localidad de La Puebla de Albortón. Sin embargo, desde hace más de dos décadas, su estado de conservación es preocupante y los continuos desprendimientos en su base urgen su consolidación.

El pasado 29 de mayo, este vestigio de la antigua línea ferroviaria entró en la Lista Roja del Patrimonio -que elabora la asociación Hispania Nostra-, creada en 2007 para dar a conocer y proteger “elementos del patrimonio cultural español en riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores.

Hace algo más de dos años, el Ayuntamiento de La Puebla de Albortón encargó un informe para acometer los trabajos de reparación de la pilastra ubicada en barranco de Lahoz, también denominado en los planos cañón de Zafrane, situado a pocos kilómetros de la citada localidad de la comarca Campo de Belchite. “El coste suponía, entonces y ahora, una inversión en torno a los 50.000 euros, pero hasta la fecha las instituciones no han apoyado esta actuación”, expresa el alcalde de La Puebla de Albortón, Jesús Naval. Con 42 metros de altura y una base de seis por ocho metros, el pilar del antiguo ferrocarril Zaragoza-Utrillas, construido en mampostería con piedras de la zona, sigue en pie a pesar de haber sido dinamitado para su derribo. Su construcción se debe a la Sociedad de Minas y Ferrocarril de Utrillas, fundada en 1900 con el objetivo de explotar los lignitos de la Cuencas Mineras turolenses. Para su transporte se creó el ferrocarril de Utrillas, que fue inaugurado en 1904. Aquella vía estrecha de 127 kilómetros sirvió para el traslado de minerales hasta que el tráfico por carretera fue dejando en desuso esta vía férrea, cada vez menos rentable. Por este motivo, en 1963 se cedió al Estado hasta que, tres años después, fue cerrada. Parte del deterioro que sufre la pilastra del barranco de Lahoz se debe a la voladura con explosivos del puente con objeto de recuperar el hierro de las vías, que finalmente se hizo por medios mecánicos.

Esta pieza del patrimonio industrial aragonés aparece referenciada en el texto ‘La vía muerta’, de Miguel Mena, recogido en la revista ‘Rolde’, en 1994, y en el libro ‘1863 pasos’ (Xordica, 2005). El periodista y locutor describía así el lugar y la pilastra: “Sobre este barranco se levantó uno de los dos puentes gemelos que tuvo el ferrocarril. El puente tenía 115 metros de largo. Fue derribado durante la guerra, reconstruido al finalizar el conflicto y desmantelado por fin cuando se cerró el tren. Ahora en su lugar queda un impresionante testigo: en medio del barranco se levanta un pilar de 42 metros de alto sobre el que se apoyaba el puente. Con la altura de un edificio de catorce plantas, es como un gigantesco obelisco plantado aquí por una antigua civilización: la cultura ferroviaria, un mundo que en este rincón ya parece muy lejano”.

Ya entonces, Mena advertía de que “puede que no le queden muchos años en pie: sin conservación y mantenimiento, su base presenta varios mordiscos que no se sabe si son por la erosión del agua que baja encabritada en las tormentas de verano o por algún intento de derribarlo. Se desplomará algún día y temblará la tierra en unos centenares de metros a la redonda, como si fuese el último suspiro, el estertor de ese pilar que sobrevive tanto tiempo después de volverse inútil”.

Fuente: Heraldo de Aragón