miércoles, 27 de marzo de 2019
NOTICIAS --- El histórico tren cremallera de Cotos se quedará sin licencia en abril
El histórico tren cremallera que une Cercedilla con Cotos y el Puerto de Navacerrada está, hoy por hoy, a tres semanas de echar el freno. La Comunidad de Madrid debe resolver un auténtico sudoku administrativo si quiere ampliar las autorizaciones que permiten que este convoy siga dando servicio a la sierra de Guadarrama.
El problema es urgente. Las concesiones otorgadas hace cien años para la ocupación de varios montes de utilidad pública caducarán definitivamente el 17 de abril. Por esos terrenos circula la actual C-9 de Cercanías, una línea más de la red de corta distancia de Renfe que, al tiempo, comercializa como atractivo turístico bajo el sobrenombre del Tren de la naturaleza. Técnicamente, no hay posibilidad de prorrogar los actuales permisos, otorgados originalmente a una sociedad ferroviaria que proyectó un acceso rápido a este paraje para que los alpinistas de la época no tuvieran que remontar a pie o a caballo kilómetros de caminos en pendiente.
Otros 75 años de tren
La Comunidad es consciente de la situación desde hace meses. En noviembre, el consejero de Medio Ambiente, Carlos Izquierdo, compareció en la Asamblea a instancias de la diputada de Podemos Laura Díaz, que ha reclamado en varias ocasiones conocer el plan de contingencia de Ángel Garrido para unos montes públicos a su cargo. Izquierdo relató que trabajaba "ya" con los consistorios afectados y con Adif para asegurar la "accesibilidad" a una zona que alcanza los 2.000 metros de altura. Sin embargo, a menos de un mes de que expire el plazo, lo cierto es que no hay nada cerrado.
El administrador asegura a 20minutos que ha solicitado por carta al Ejecutivo "ampliar" la licencia para "continuar con la explotación" de la línea "como hasta ahora", pero que no tienen respuesta. Fuentes regionales replican que es Adif quien debe aportar más documentación para concederles una nueva ocupación a 75 años que deberá incluir, igualmente, mejoras ambientales.
Con todo, la cuestión no acaba ahí. El proyecto inicial de los años 20 incluía varios sanatorios en altura para tratar la tuberculosis. Una enorme inversión para la época de 30 millones de pesetas que buscaba seducir a los ayuntamientos afectados con promesas de progreso a cambio de ceder la gestión en paralelo de más tierras y, de paso, disolver los temores de los residentes, que vieron en el tren la ruina de su negocio de alquiler de caballería a montañistas. Tras el crac del 29 y la Guerra Civil, no se realizó ningún hospital. A cambio, en estas parcelas, se fueron levantando lujosos chalés y otras edificaciones más modestas que se han ido traspasando entre particulares y bancos. Sometidas a la misma fecha de caducidad, para ellas, de momento, no hay una salida concreta.
Fuente: 20 minutos