Mismo escenario, diferentes protagonistas. El intercambiador de Delicias volvió a vivir ayer un nuevo descarrilamiento, y van nueve en Aragón en lo que va de año. En esta ocasión, el Trenhotel procedente de Cádiz, con 118 pasajeros a bordo, se quedó bloqueado en la vía cuando iba a cambiar de ancho convencional a internacional "por una cuestión de mala suerte". Así al menos lo defendió el fabricante del tren, Talgo, que asumió toda la responsabilidad del incidente aunque matizó que "no tiene nada que ver con lo ocurrido anteriormente con los Alvia". Sus explicaciones justificaron que el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) eludiera cualquier tipo de culpa y que Renfe, una vez más, se viera obligada a reembolsar el dinero a todos los viajeros afectados, que llegaron a su destino, Barcelona, con hasta 130 minutos de retraso. La historia se repite.
Intercambiador de Delicias
Desde Talgo se afanaron en aclarar que "se trata de un hecho puntual que en absoluto afecta a la seguridad de los viajeros". Según explicaron fuentes oficiales de la empresa, "al desprenderse parte del forro del freno, posiblemente por impactos de balasto en el mismo, e introducirse en el mecanismo de cambio de ancho, se impidió el correcto desplazamiento de la rueda". En definitiva, un incidente habitual para los técnicos de mantenimiento que coincidió en el momento y lugar más inadecuados. "En ningún caso está relacionado con el mecanismo de cambio de ancho", defendió el fabricante.
Además, los pasajeros que vieron interrumpido su trayecto no fueron únicamente los de este convoy, ya que el Trenhotel procedente de Vigo, se vio obligado a aguardar hasta 90 minutos a la altura de Casetas, con un centenar de personas a bordo. Y allí permaneció hasta que pudo reiniciar la marcha porque el punto donde el Talgo de Cádiz se quedó clavado en torno a las cinco de la mañana no fue retirado hasta las nueve, cuatro horas más tarde. El tren de Galicia, que retomó su recorrido a la misma hora, tenía prevista su llegada a la intermodal en torno a las 6.30 horas. De alguna forma, el incidente evidenció que no hay alternativas a la hora de entrar a la estación de Zaragoza para los trenes que sigan al convoy averiado y bloqueado en este punto. Los vehículos que le sigan tampoco pueden acceder a la intermodal de Delicias.No obstante, la compañía Talgo debía justificar por qué tardó cuatro horas en arreglar una avería de una pastilla de freno que habitualmente "puede llevar de 20 a 30 minutos", según aseguraron ellos mismos. La empresa reconoció que se produjo "un retraso mayor" y lo justificó con "la dificultad de accesibilidad a la zona y lo poco habitual de este trabajo para el personal involucrado" en la reparación.
Aunque el noveno descarrilamiento ocurrido en Aragón en solo tres meses, siete en el cambiador de Delicias y dos en Plasencia de Jalón, tienen dos denominadores comunes a pesar de que los trenes sean de fabricantes distintos: que solo ellos pueden reparar el daño y que Adif sigue sin dar explicaciones ni soluciones.
Fuente: El Periódico de Aragón (http://www.elperiodicodearagon.com/)