Las obras del tranvía van tomando forma y continúan lentamente desgranando novedades. Ayer comenzó a instalarse en los postes de catenaria de Valdespartera el hilo de cobre que servirá el suministro eléctrico a los vagones. El tendido ya es visible en Vía Ibérica, desde el cruce del Canal Imperial hasta el final de la avenida, y varios operarios se afanaban ayer al mediodía, ayudados por grúas, en alcanzar los anclajes de la catenaria para colocar el cableado. Los trabajos avanzan desde la plaza de la Bámbola hacia la calle de los Pájaros, en una zona que ya permite adivinar cómo será la 'reurbanización' al servicio de la futura Línea 1. De hecho, en el paseo de los Olvidados se instaló hace semanas la primera de las marquesinas, que ha diseñado el arquitecto Iñaki Alday y de las que habrá una veintena en el recorrido entre Valdespartera y la Gran Vía.
El avance de los actuales trabajos de cableado se supedita a la colocación de los postes de catenaria, que sumarán unos 340 y de los que ya se han puesto en pie más de 250. De hecho, estos postes de hierro y carbono superan los 10 metros de altura y se han convertido en los grandes protagonistas de las vistas de Gran Vía o Fernando el Católico, donde se han podado con crudeza los plataneros de sus bulevares centrales.
De vuelta al fluido eléctrico del tranvía, a los hilos de cobre se les dotará de corriente a través de subestaciones trufadas en su itinerario. De hecho, las aparatosas obras del paseo de Pamplona no tienen otro fin sino el de construir una de estas infraestructuras en la plaza de Basilio Paraíso. No en vano, se está levantando el asfalto en tras carriles del paseo -no sin complicaciones de tráfico- para conectar una tubería subterránea a la estación central de Endesa.
Otras subestaciones eléctricas, ya felizmente concluidas, son las que están junto a las cocheras -de donde se toma corriente- y la de la plaza de Villa de Toulouse, que tan solo es de control de paso.
Mediante la electricidad que circule por el tendido aéreo y también gracias otras soluciones técnicas, se conseguirán mover con soltura los vehículos que está fabricando CAF y que pesan unos 43 toneladas. Cada tranvía, que mide 32 metros de largo por 2,65 de ancho, posee ocho motores que suman una potencia máxima de 840 kilovatios. Los modelos que recorrerán las calles de Zaragoza, bautizados como Urbos 3, circularán a una velocidad media de unos 19 km/h. Con sus ocho motores estos tranvías son capaces de alcanzar los 70 km/h, aunque no se prevé que esta velocidad se utilice en ningún momento como tampoco se usará el 'modo de circulación de marcha atrás', salvo para maniobrar en cocheras o en determinados movimientos para acoplar vagones.
Tras la colocación de los raíles, las catenarias y -ahora- el hilo de cobre, las obras del tranvía, que comenzaron en septiembre de 2009, empiezan a ver la luz al final del túnel. También la ven muchos vecinos afectados por los ruidos, cortes de tráfico y otras molestias derivadas de los trabajos, que vuelven a respirar con cierto alivio. Así, a la reapertura de la circulación en Gran Vía (como exigían los comerciantes de la zona), ayer se sumó la recuperación para el tráfico de Todo sobre mi madre, que había estado casi diez meses cortada en Valdespartera. En cambio, las afecciones alcanzaron la semana pasada el tramo final de Corona de Aragón y buena parte de Mariano Barbasán, donde los trabajos se prolongarán durante tres semanas más.
A falta de mobiliario, cruces y otros detalles, las obras continúan a buen ritmo aunque no hay aún una fecha concreta para su finalización. Tanto el Ayuntamiento como la sociedad Los Tranvías de Zaragoza, encargada de la ejecución, fijan el final de las obras en el amplio margen "del primer semestre del año que viene".
A diez metros de altura. La plataforma de un camión, adaptado para circular por raíles, elevaba ayer a los operarios que con enormes tenazas tensaban el hilo de cobre entre los postes. Las catenarias en la zona de Valdespartera y Vía Ibérica ya han adquirido su forma de 'T' característica y están prácticamente listas para funcionar.
Fuente: Heraldo de Aragón (www.heraldo.es)