La operación de puertas abiertas, con cita previa y guía turístico, que empezó el pasado verano en Santa Coloma de Gramenet (Fondo) y siguió en invierno en Badalona (La Salut), los dos tramos de la nueva L-9/L-10 ya en servicio, se repite ahora en la macroestación de transbordos de La Sagrera, bajo la Meridiana. Desde ayer, el metro automático se presenta por primera vez en Barcelona con unas visitas guiadas a la parada construida a gran profundidad en el cruce de esta avenida y Felip II. Es el prólogo al próximo estreno, «durante el verano que empieza el 21 de junio», según detalló el secretario para la Mobilitat, Manel Nadal, del tramo hasta Bon Pastor que permitirá conectar de lleno los dos ramales en funcionamiento con el grueso de la red.
Vecinos, escolares, entidades o profesionales de barrios limítrofes con el Eixample como Navas, Guinardó, Clot o Sagrera podrán conocer de jueves a domingo en horario de mañana y tarde (llamando antes al 93 520 87 13 o enviando un correo a visitaL9@Linia9.cat) las muchas singularidades de este metro. Un equipo de guías apoyado con montajes audiovisuales, maquetas y objetos de las obras (desde herramientas de la tuneladora a fiambreras de los obreros) desvela en 40 minutos todas las innovaciones: trenes sin conductor, andenes con puertas, vías en dos pisos del mismo túnel, información y videovigilancia en directo en los trenes o estaciones de gestión privada durante 31 años.
Y también las macrocifras de la infraestructura: medio centenar de kilómetros (incluyendo el tramo que en el futuro será para la L-4), 52 paradas, 7.000 millones de inversión, 12 años de obras si se acaba en el 2014 como se espera, 130 millones de pasajeros al año a pleno rendimiento.
La visita sigue un recorrido ciertamente largo, tanto como los 38 metros de profundidad que tiene el pozo rectangular de la estación. Para ir de la acera de Felip II a los andenes es preciso bajar siete tramos de escaleras mecánicas (seis tras validar el billete), lo que supone, según comprobó ayer este diario, más de tres minutos de viaje subterráneo sin parar y con pocos usuarios haciendo el mismo trayecto. Situación bien distinta a la de cualquier hora punta.
Escaleras mecánicas.
Muchas de las estaciones que tendrá la L-9/L-10 en su ruta de Santa Coloma/Badalona a L’Hospitalet/El Prat, cruzando Barcelona, se han excavado a gran profundidad y solo tienen ascensores rápidos para ir de la calle a los trenes. En La Sagrera también los hay, pero solo dos y para personas de movilidad reducida. El grueso del personal tendrá que encadenar tramos y tramos de peldaños retráctiles.
La complejidad de poner a punto, por primera vez en la red, un túnel para dos líneas (Santa Coloma, L-9, y Badalona, L-10) está alargando las pruebas además de recortar tres horas el servicio. La apertura hasta La Sagrera que el conseller Joaquim Nadal fijó el 18 de abril (al inaugurar el sector de Badalona) para final de mayo, pasa a situarse, según las cautas palabras del secretario para la Mobilitat, más allá de final de junio.
Más pasajeros.
Con la llegada al intercambiador de La Sagrera (L-1, L-5, tres líneas de Rodalies, ahora cortadas por las obras de la nueva estación, y la prolongación de la L-4 desde La Pau) se prevé que aumenten los 18.000 pasajeros diarios (validaciones más transbordos) que se estima usan, a partes iguales, los dos tramos abiertos. A final de año debe haber 23.000 validaciones en La Sagrera y 8.500 en Onze de Setembre.
De los 50 kilómetros de la línea ya se han excavado o construido en viaducto 38, dijo Manel Nadal. Las tres tuneladoras en acción están a punto de llegar a puntos clave: Zona Universitària, la que viene de L’Hospitalet; Parc Logístic la que ha cruzado El Prat y el río Llobregat y Guinardó la que perfora de la Meridiana hacia Lesseps y Mandri.
La máquina que está parada desde hace más de un año bajo el paseo de la Zona Franca por una grave avería, empezará a avanzar de nuevo en «los próximos días», según Nadal.
Fuente: El Periodico de Catalunya (www.elperiodico.com)