El nuevo centro de control de metro instalado por TMB en la Sagrera, el auténtico cerebro de la red que deberá afrontar la nueva L-9 automática y el crecimiento de las líneas en un 80% en los próximos años, está ya acabado y funcionando. Tiene sillas vacías y pantallas apagadas en sus 1.130 metros cuadrados, el triple que hasta ahora. Pero son las que se irán utilizando a medida que entren en servicio los 70 kilómetros de vía que se esperan abrir hasta el 2015.
El alcalde Jordi Hereu defendió ayer con entusiasmo esta «expansión sin precedentes» del transporte público y «la mejora de la calidad» que implicará el centro. Todo ello en unos tiempos de crisis económica que, según dijo, «no afectan» a los proyectos en marcha ya que las administraciones los consideran «una prioridad y los han blindado».
3100 cámaras.
La sala de mando ha costado cuatro millones y un año de trabajos que han debido compatibilizarse con un funcionamiento que no cesa ni una hora ningún día del año. El centro puede acoger hasta 70 operadores y dispone de 200 ordenadores, 300 monitores y tres grandes pantallas murales. En estas instalaciones se controla absolutamente toda la red, desde el tráfico de trenes (o su propia conducción en las líneas sin conductor) hasta la información a los viajeros o la detección de incidencias, pasando por las escaleras o los ascensores de las estaciones y la videovigilancia dentro de estas y de los convoyes. En el metro hay ahora 3.100 cámaras, que serán 6.300 con toda la L-9, y 1.600 interfonos.
Fuente: El Periódico de Catalunya (www.elperiodico.com)