sábado, 8 de octubre de 2016

NOTICIAS - Renfe valora cinco ofertas del AVE con la vista puesta en la formación de Gobierno


El AVE se ha convertido en la verdadera gallina de los huevos de oro para Renfe, y la operadora ferroviaria necesita alimentar su gran negocio, lo que se traduce en la necesidad imperiosa de ampliar a medio plazo la flota de trenes. Pero la compañía estatal es consciente de que ‘las cosas de Palacio deben ir despacio’, y aunque eso pueda parecer un sarcasmo hablando de alta velocidad no es menos cierto que Renfe va a hacer lo posible e imposible por esperar a la formación de un nuevo Gobierno antes de adjudicar el gran contrato del siglo, destinado a la adquisición de 30 nuevas unidades a partir del año 2018.

El mes de octubre es decisivo en el desenlace de un concurso internacional que se inició hace prácticamente un año, en noviembre de 2015, y que debía haberse resuelto este último verano. Renfe otorgó en principio un plazo de presentación de ofertas que terminaba el pasado 16 de mayo, habilitando un periodo adicional de dos meses para llevar a cabo los trabajos preceptivos de valoración técnica. El objetivo no era otro que dar tiempo al tiempo para asegurar la resolución del contrato una vez constituido el eventual Gobierno surgido de las segundas elecciones del 26-J.

El resultado de los comicios se demostró inescrutable a efectos prácticos y trastocó toda la planificación de Renfe. La estrategia de la compañía se vio favorecida, no obstante, gracias a la irrupción en el concurso de la multinacional canadiense Bombardier, que impugnó las bases de la licitación con un recurso parcialmente aceptado por los tribunales administrativos pero que, al final, provocaron la suspensión de la convocatoria inicial. Renfe tuvo que readaptar el pliego de condiciones y ampliar hasta finales de julio el plazo para la presentación de nuevas ofertas por parte de los diferentes contratistas precalificados.

El nuevo calendario permitía un alargamiento del concurso hasta finales de octubre, dadas las vacaciones de agosto y los dos meses previstos para el análisis de las propuestas técnicas. En definitiva, es ahora, en el consejo de administración de este mes, cuando Renfe tiene que desvelar la decisión y elegir al socio que está llamado a convertirse en suministrador preferente del servicio de alta velocidad ferroviaria en España. No en vano, el contrato incluye el mantenimiento conjunto del material rodante a lo largo de los próximos 40 años.

La compra de los flamantes AVE tiene un especial carácter estratégico, tanto para Renfe como para los grandes constructores. El llamado ‘contrato del siglo’ puede resultar definitivo en la carrera mundial de la alta velocidad, otorgando al ganador del concurso una posición muy estable de liderazgo en el mercado internacional. Para la operadora, es fundamental disponer de una oferta de trenes que permita responder a una demanda estimulada a lo largo de los últimos años. En 2016, Renfe prevé unos beneficios en el AVE de 100 millones de euros que consolidarán los ‘números negros’ en la cuenta de resultados de la compañía por segundo ejercicio consecutivo.

La empresa pública necesita los trenes más que el comer, pero en medios cercanos al Ministerio de Fomento no se descarta que el concurso tenga que demorarse al menos unos días, a poco que las intenciones declaradas por Mariano Rajoy para evitar unas terceras elecciones sean confirmadas con una nueva sesión de investidura en la última semana de octubre. En este caso no tendría mucho sentido que Renfe se precipitase a resolver una operación de tal envergadura sin dejar opción a que el nuevo Gobierno dijera la última palabra. En juego están 2.642 millones de euros que harán las delicias de alguno de los grandes constructores, dejando compuestos y sin premio a todos los demás competidores.

Por lo pronto, la multinacional canadiense Bombardier ya se ha quedado fuera de la carrera y probablemente sea la más interesada en que el contrato termine 'aparcado' a la espera de cualquier nueva contingencia política, en especial si se impone la tesis de unas terceras elecciones en diciembre. Quizá también por eso Renfe se muestre decidida a llegar hasta el final con la adjudicación del contrato, si bien es cierto que los portavoces oficiales de la compañía que preside Pablo Vázquez se niegan a confirmar cualquier expectativa ni quieren hacer declaraciones sobre el calendario definitivo de la operación.

Renfe cuenta ahora con cinco ofertas encima de la mesa, de las que dos pertenecen a la empresa francesa Alstom, que presenta junto a su modelo español el tren francés de dos pisos conocido con el nombre de Euroduplex. Por su parte, la alemana Siemens compite con su tren Velaro, mientras que Talgo puja con la plataforma de alta velocidad Avril y CAF lo hace con el tren Oaris. Las propuestas técnicas se encuentran muy ajustadas a las bases del concurso, por lo que es previsible que la decisión final se decante en función de la oferta económica, cuyos sobres no serán abiertos hasta que no haya un nuevo Gobierno en España.

Fuente: El Confidencial