martes, 5 de noviembre de 2019

CURIOSIDADES --- Los caminos de hierro

El fútbol había llegado de la mano de los ingleses y de la mano de los ingleses se expandió por el país. Argentina se había abierto al mercado mundial y ofrecía bastas extensiones de tierra para la agricultura y la ganadería. Era el comienzo del “modelo agroexportador”. Unos pocos terratenientes se habían hecho con la propiedad de cientos de miles de hectáreas que convirtieron en tierras de labranza o de pasto para el ganado y el país pasó pronto a ser el principal proveedor de alimento de las grandes potencias europeas. El crecimiento de la producción y las enormes posibilidades de negocio hacían necesario contar con unas buenas comunicaciones que permitieran una exportación rápida y barata de los alimentos. Los inversores ingleses estaban decididos a dotar a la Argentina de unas infraestructuras que multiplicaran los beneficios de sus negocios y se lanzaron a unir el puerto de Buenos Aires y las fértiles tierras del interior con la última tecnología de la época: el ferrocarril. A medida que se ampliaban los caminos de hierro se extendía también la comunidad británica, que se iba asentando allí donde se construía una estación. Llegaban los primeros ingleses y no tardaba en rodar una pelota de fútbol. El ferrocarril se convirtió de esta forma en el mejor medio para difundir el nuevo deporte por toda la Argentina. Si hoy en día recorremos la línea de tren del sur de Buenos Aires encontramos, uno tras otro, a todos los clubes de fútbol de la zona. El ramal en dirección a La Plata tiene como estaciones principales Avellaneda (Racing e Independiente), Quilmes (C.A. Quilmes) y La Plata (Estudiantes y Gimnasia). El ramal que se extiende hacia el suroeste de la Pampa tiene estaciones en Lanús (C.A. Lanús), Remedios de Escalada (Talleres), Banfield (C.A. Banfield), Lomas de Zamora (Los Andes) y Temperley (C.A. Temperley). Hacia el norte de Buenos Aires se extendía toda la Pampa Húmeda, kilómetros de tierra perfectos para la plantación de trigo y la cría de ganado. Con el objetivo de que todos esos productos pudieran llegar rápidamente a Buenos Aires se construyó el ferrocarril hasta Rosario, Santa Fe y Córdoba. Más adelante llegaría a la provincia vinícola de Mendoza y a las plantaciones de caña de azúcar de Tucumán, Salta y Jujuy. Pero los empleados del ferrocarril, además de llevar el juego de la pelota, también crearon clubes deportivos. Aparecieron el Buenos Aires & Rosario Railway, el Southern Railway o los aun existentes Rosario Central, Talleres de Córdoba o Vélez Sarsfield, que tomó su nombre de la estación del barrio de Liniers. El Club Ferrocarril Oeste no sólo fue creado por empleados de la compañía, sino que los terrenos donde sigue estando su cancha fueron cedidos por la propia empresa ferroviaria y, para la construcción de su sede, se aprovecharon las grandes cajas de madera en las que llegaban a Buenos Aires las piezas de las locomotoras. Los ingleses echaron raíces en Argentina e implantaron sus costumbres. Muchas de ellas no llegaron a consolidarse entre la población local y acabaron perdiéndose, pero el fútbol había llegado para quedarse y los argentinos no tardaron en impregnarlo con su sello propio. Fuente: "La pelota no se mancha. Una historia del fútbol argentino" de Xabier Rodríguez