miércoles, 17 de junio de 2020

NOTICIAS --- El reloj que hacía perder el tren a los viajeros


Ese reloj no obedece a las leyes de la mecánica, ni a las del tiempo» ('La Voz de Guipúzcoa', 10 de junio de 1920).

Los relojes públicos que adelantan, atrasan o se quedan parados irritan mucho. La hemeroteca de EL DIARIO VASCO está llena de artículos quejándose en temporadas en que el reloj de Ategorrieta o el del Buen Pastor creaban equívocos con sus caprichosas agujas. La cosa venía de antes, que hace un siglo, cuando aún no existía nuestro periódico, ya protestaban por un reloj.

Era el de la estación del Norte, el situado ante los arcos de su pasarela y tan visible desde el puente de María Cristina. Su erróneo funcionamiento hacía que 'La Voz de Guipúzcoa' recogiese una queja dirigida al «señor Ibáñez», entonces jefe de la estación.


«Varias personas se nos han acercado para que llamemos la atención del señor Ibáñez –escribían hace cien años con casi graciosa desesperación– acerca de la 'arbitraria conducta' del reloj colocado en el frontispicio de la estación, por donde se toma la pasarela, reloj que por estar colocado en lugar tan visible está provocando trastornos y sofoquinas sin cuento».

«Este reloj no obedece a las leyes de la mecánica, ni a las del tiempo, y cuando un viajero va jadeante por el puente de María Cristina, creyendo que no faltan más que cinco minutos para la salida de un tren, se tranquiliza y se pone a descansar un poco, al ver que en el reloj del susodicho frontispicio faltan quince y hasta veinte minutos para dicha salida».

«Pero como es un reloj anárquico, que no obedece más que a su capricho, unas veces mueve sus manecillas muy de prisa y otras con extraordinaria languidez, así es que no puede nadie fiarse de él».

Su situación ante una estación ferroviaria donde la exactitud horaria es esencial hacía especial daño.

«Ayer tarde, sin ir más lejos, viajeros que estaban muy tranquilos, confiando en que aún faltaba bastante tiempo para la salida del expreso, estuvieron a punto de perder dicho tren. Y todo por el reloj».

A saltos en la Concha

Pedían al jefe de estación la urgente reparación del aparato, que no era el único «anárquico» de la ciudad. Aunque con el otro en 'La Voz de Guipúzcoa' parecían haber perdido toda esperanza.

«En cuanto a otro 'artefacto', también llamado reloj y que está colocado en una de las pétreas columnas de la rotonda de la Concha, nada queremos decir, porque sospechamos que su enfermedad no tiene remedio. Este aparato camina a grandes saltos y se da el caso de marcar la una y dos minutos y acto seguido, dar un brinco y plantarse en la una y veinte, siguiendo luego su marcha progresiva, hasta dar otro salto, después del cual generalmente se para a tomar alientos».

Y el tiempo es relativo, pero no tanto.

Fotografía: Unos cuantos trenes. 30 de diciembre de 2019
Texto: El Diario Vasco