jueves, 22 de noviembre de 2018

NOTICIAS --- «Intento coger los trenes directos porque con transbordo tardo 20 minutos más»


8.43 horas. Ainhoa Martín espera en la estación de Pasaia el tren procedente de Irun para ir a trabajar a San Sebastián. En él viaja su compañera, que viene desde la ciudad fronteriza y esta vez ha podido coger uno de los directos. No siempre es así, explica Ainhoa en un minuto antes de montarse en el vagón y de aprovechar, en ese mismo minuto, para pedir que modernicen y adapten la estación. Su amiga es la que más padece las restricciones derivadas de las obras del tercer carril entre Lezo-Renteria e Irun para la llegada de la alta velocidad, pero ella también se queja de «que es un rollo» tener que estar pendiente de qué tren va directo y con cuál se necesita hacer transbordo con el Topo de Euskotren cuando su destino es la ciudad fronteriza.

Este es el tercer tren de la mañana en dirección Brinkola que ha atravesado el túnel de Gaintxurizketa, el punto crítico de este tramo. Las obras para ampliar el gálibo obligaron hace año y medio a eliminar una de las vías de circulación, y con ella, a limitar el paso de algunos trenes con salida o destino Irun. La previsión inicial era que el pasado julio la obra estuviera terminada. Pero el problema es que esos trabajos llevan casi nueve meses paralizados después de que la empresa adjudicataria, Coprosa, entrara en concurso de acreedores y de que Adif resolviera su contrato. El contratiempo ocurrió a finales de febrero y, desde entonces, la tuneladora que horadaba la piedra sigue parada dentro del túnel a la espera de que se reelabore el proyecto con lo que falta por hacer y se adjudiquen de nuevo los trabajos. Un trámite, reconocen fuentes de Adif, que aún no tiene fechas marcadas.

Los viajeros más afectados, los que viajan a diario en ese tramo, ya han dejado de preguntar por ello. Se han aprendido los horarios y han cambiado sus rutinas, en lo posible, para evitar los transbordos y ahorrar minutos al reloj. En la estación de Pasaia se produce esa conexión con la línea de Euskotren para quien no puede evitar el cambio. En el último año, según datos de Renfe, hasta 71.350 personas han utilizado este viaje combinado Topo-Cercanías en alguno de los dos sentidos, unos 6.000 cada mes. El coste económico es el mismo, el billete o bono mensual de Renfe hasta Irun sirve para Euskotren. Pero el trayecto es más pesado.

Leire da fe de ello. Acaba de llegar en Topo desde Irun. Unos 20 minutos. Ha cambiado de estación. Uno o dos más, depende de si el semáforo de la avenida de Navarra está en verde o en rojo. Y espera en el andén con los cascos puestos a que llegue el tren de las 9.08. Unos ocho minutos más. Va a Hernani a trabajar y cuando puede, coge el directo. De esa forma, «tardo unos 30 minutos y con transbordo, como hoy, 50», tiene calculado esta joven que ya se ha «acostumbrado» al trajín. «La verdad es que creía que iba a ser más lío», reconoce. «Igual es que cuando empecé a trabajar en Hernani ya estaban los cambios y no me ha quedado otra que asumirlo». Leire, que utiliza el bono mensual, dispone de cierta flexibilidad en sus horarios de entrada y salida, y por eso, puede «jugar» con los del tren. Porque asume que la situación aún «va para largo». Lo que espera que no se demore tanto es «la unificación» de tarifas con la Mugi, «eso sí que me vendría bien».

Asunción Berasaluze espera sentada en un banco de la estación con una amiga el mismo tren, pero para ir a Donostia. Ella es de Pasaia, pero las obras también le han trastocado. «Solía coger el tren una vez a la semana, los domingos, para ir a trabajar a Ategorrieta, pero han quitado ese horario, y ahora voy hasta Buenavista andando y cojo el bus», explica mientras confía en no tener que esperar mucho más para que terminen las obras.

Pocos minutos antes de que su tren haga entrada por la vía 2, por la 1 ha llegado otro en dirección a Irun pero de los que «muere» en Lezo-Renteria. Jon se ha bajado a toda prisa para no perder el Topo y llegar a la ciudad fronteriza, donde trabaja.

-¿Tiene que hacer muchos transbordos?

-Bastantes.

Es lo único que le da tiempo a contestar antes de salir pitando. Más tranquilo, Abel se acerca al vigilante de seguridad para informarse sobre el cambio de estación y sobre si su billete le sirve para los dos trenes. «Es la primera vez que hago transbordo», reconoce. Normalmente, viaja directo desde Donostia hasta Irun.

Estampida en el de las 18.38h

Quien ya domina el circuito es Juan Daniel, que va y vuelve a diario desde Hernani hasta Irun. Esta vez se baja del tren de las 9.18 solo, sin sus dos hijos. «Unos cracks al fútbol», apunta Iñaki Romero, el vigilante, el primero al que saluda y quien aporta la información extra. «Esto es un lío, no es igual que directo», se lamenta resignado a tener que emplear cada día al menos una hora en desplazarse de casa al trabajo. El horario de Juan Daniel le obliga a repetir el transbordo a media tarde. El momento en el que las prisas por llegar a casa obligan a Iñaki a emplearse a fondo para gestionar el tráfico de viajeros que quieren cruzar corriendo el paso sobre las vías para coger el Topo que pasa apenas dos minutos después, en lugar del que le sucede.

«Es el tren de las 18.38», concreta Iñaki, que conoce ya a muchos de los usuarios, e incluso distingue a los que, como Juan Daniel, tienen que hacer transbordo. «Se ponen en el primer vagón -el más próximo al paso entre andenes- y salen en estampida» hacia Euskotren, describe Iñaki. «Pero les tengo que parar para que no crucen antes de que el tren abandone la estación», dice. «Nos puede el tiempo y el reloj».

Iñaki controla el tráfico de viajeros en los andenes, y conoce tan bien como los usuarios las molestias que han generado las obras. «Yo llevo aquí desde que empezaron», revela, mientras explica la configuración de la estación con dos vías para viajeros, y otras cuatro para mercancías y estacionamiento; y las maniobras y cambios de vía que ahora algunos trenes tienen que hacer en Renteria-Lezo, su estación término. «La gente ya no se queja tanto como al principio, se ha resignado» al cambio de rutina, dice. Y como ellos, lanza sin mucho convencimiento ese anhelo para que las obras terminen cuanto antes. Porque aunque el trasiego por los andenes es continuo, y casi medio centenar de viajeros ha entrado y salido de la estación en una hora, Renfe ha perdido un 5,8% de usuarios en el núcleo afectado por las restricciones ferroviarias. Adil, de 25 años, es casi el único que no se ha enterado de las obras. Sigue sin inmutarse en en su ruta diaria Ategorrieta-Pasaia. «La que me deja más cerca».

Fuente: El Diario Vasco