jueves, 2 de marzo de 2017
NOTICIAS - La verdadera historia tras la huelga en Metro: el maquinista que dejó un convoy tirado
El pasado 15 de diciembre, sobre las 21:00, en la estación Hospital de Fuenlabrada (Metrosur), un maquinista decidió que había terminado su jornada laboral y así se lo comunicó a los viajeros. Les pidió por megafonía que desalojaran el tren, cerró su cabina y se marchó, provocando un gran atasco en el resto de convoyes que esa noche prestaban servicio en la línea circular que comunica los grandes municipios del sur de Madrid. Ni siquiera las órdenes de un jefe de línea, presente en la estación, le hicieron cambiar de idea. El superior, que no salía de su asombro, le pidió que continuara con el servicio hasta la próxima parada, donde acababa su turno. Pero el maquinista no le hizo caso. Cogió su mochila y se fue por la salida como un viajero más. Metro tuvo que llamar urgentemente al maquinista que le esperaba en la siguiente parada de Loranca (para sustituirle) para que fuera raudo a la estación y se hiciera cargo del tren del 'desaparecido'. El asombro de los usuarios que no entendían qué estaba pasando acabó en más de una reclamación oficial. El maquinista, sancionado con falta muy grave, fue despedido.
Este episodio, puntual, puede ejemplificar el verdadero trasfondo de la huelga convocada por el Sindicato del Colectivo de Maquinistas de Metro, que ha llamado a los 1.900 maquinistas que trabajan en el suburbano madrileño a parar todos los viernes en las tres horas punta del servicio: de 6:05 a 8:40, de 13:20 a 16:25 y de 17:00 a 19:55. "Los maquinistas se llevan el 90% de las sanciones que se ponen a los trabajadores de Metro", explica un portavoz del sindicato. "Nos exigen más responsabilidad que al resto, y si nos piden esa responsabilidad, exigimos que nos reconozcan la categoría acorde a esa responsabilidad".
En la nómina que reciben cada mes, los maquinistas figuran como "maquinistas de tracción eléctrica", pero es solo un nombre. La Seguridad Social no les reconoce como tal, lo que impide, según los maquinistas, el reconocimiento de ciertas enfermedades que pueden estar derivadas del desempeño de su trabajo. Una categoría laboral, explican desde Metro, "que tienen los maquinistas que trabajaban con máquinas de vapor y que conllevaba un plus de peligrosidad y penosidad, condiciones que no se dan ahora en el suburbano madrileño". El reconocimiento de esa categoría, por ejemplo, supone que cada 10 años trabajados se les adelante uno la jubilación. "Desconocemos si la categoría lleva un adelanto de la jubilación. No pedimos más dinero. Solo que la Seguridad Social nos reconozca el nivel de responsabilidad que se no exige. Ahora somos personal no cualificado y no se nos reconocen ciertas enfermedades", señala el sindicato.
¿Qué enfermedades y por qué los paros, si el cambio depende de la Seguridad Social, no de Metro? "Es Metro quien debe explicar a la Seguridad Social las enfermedades que conlleva nuestro trabajo. Hay trastornos psicosomáticos y psicosociales que van aparejados a nuestra labor diaria. Factores de ruido, atmósfera contaminada, la responsabilidad que supone llevar personas, las situaciones de tensión que se viven, como los atropellos de la gente que se tira a la vía, peleas...". Aseguran que es una reclamación histórica, lo que les hizo ser el único de los seis sindicatos de Metro que no firmó el último convenio colectivo, vigente hasta 2019, "porque no se nos ha reconocido la categoría".
Metro no entiende las quejas. Nada ha cambiado. Sus salarios oscilan entre los 35.000 y los 50.000 euros brutos anuales, trabajan 7,5 horas diarias, tienen 51 días naturales de descanso todos los años y el Gobierno regional decidió el año pasado iniciar el proceso de selección y formación para contratar 360 nuevos maquinistas para sustituir bajas y jubilaciones. Incluso los expedientes sancionadores al colectivo ha disminuido, según Metro. De los 111 que hubo en 2015 se ha pasado a 93 en 2016, en una plantilla que el año pasado era de 1.792 efectivos. Metro asegura que el despido del maquinista que desapareció en Fuenlabrada "está detrás del trasfondo de los paros".
El sindicato lo niega, pero asegura: "Se nos sanciona por cualquier cosa, incluso vale que un viajero diga en las redes sociales que ha visto a un compañero hablando por el móvil, aunque no sea verdad. Y se nos sanciona con días de empleo y suelo, entre tres y 10". El año pasado, los maquinistas ya convocaron otra huelga porque exigían terminar su jornada laboral en la misma estación donde la empiezan. Mientras no haya una solución, los paros seguirán produciéndose a partir de ahora todos los viernes. Este lunes hubo el segundo paro. Según Metro, el seguimiento fue del 7%. Según los maquinistas, del 100%, "teniendo en cuenta los abusivos servicios mínimos fijados".
Fuente: Periódico digital El Confidencial