lunes, 8 de mayo de 2017

NOTICIAS - El Bajo Aragón se moviliza para pedir mejoras en la línea férrea


En Aragón hay más de una línea ferroviaria con problemas. Las primeras que vienen a la cabeza son la de Canfranc-Pau y el eje Cantábrico-Mediterráneo por Teruel. Pero tampoco andan las cosas bien el tramo que une Caspe con Mora la Nova, en Tarragona, que forma parte de un corredor denominado R-15, que enlaza Zaragoza con Barcelona.

«Se trata de una línea que sufre un abandono progresivo que no podemos permitir», señala Jesús Senante, alcalde de Caspe, una de las localidades que a principios del pasado mes de abril acudió a una reunión de alcaldes y concejales en Mora la Nova en la que se pidió al Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) que «no desmantele la línea» y que «realice mejoras para hacerla competitiva».

En el encuentro intervinieron representantes de 11 ayuntamientos, entre ellos los aragoneses de Caspe y Fayón, y se redactó un documento en el que se exigen mejoras en la R-15. El escrito, que será refrendado mediante mociones en los distintos consistorios concernidos, se remitirá a las administraciones con competencias en el eje, lo que incluye desde el Gobierno central al de Aragón, pasando por la Generalitat de Cataluña.

Déficit

Senante reconoce que se trata de una línea «deficitaria» en cuanto al transporte de viajeros, pues solo pasan dos trenes al día. Pero no así en cuanto a mercancías, pues se trata de un corredor muy utilizado. Precisamente, el uso intensivo que hacen de él grandes convoyes supone un desgaste añadido y permanente para la infraestructura.

«Para la comarca del Bajo Aragón-Caspe se trata de un servicio fundamental», subraya el regidor caspolino. «Mucha gente de la comarca la utiliza para viajar a Zaragoza y a Barcelona, y también tiene muchos usuarios, en verano, que la cogen para ir a las playas del Mediterráneo».

Solo en el Bajo Aragón-Caspe, la R-15 pasa por los municipios de Caspe, Fayón, Fabara y Nonaspe, cuyas estaciones y apeaderos se han visto sometidos a una fuerte degradación con el paso del tiempo, por lo que otra de las reivindicaciones de las localidades afectadas es que se realicen obras de reforma que mantengan el estilo de las mismas.

Puente de unión

Para el Bajo Aragón-Caspe, insiste el regidor, la R-15 posee además un valor añadido. El de ser una infraestructura que contribuye a «vertebrar el territorio» en un espacio en el que las carreteras resultan insuficientes. Además, actúa de puente con la vecina comunidad de Cataluña, con la que esa parte de Zaragoza comparte características culturales, sociales y geográficas.

Con todo, el uso predominante es el destinado a transporte de mercancías. «Calculamos que pasan en torno a un centenar de trenes cada día», manifiesta Senante. «El problema es que esos convoyes pasan de largo, se puede decir que no tienen un impacto directo en el territorio, por lo que nosotros pedimos es la mejora del servicio cotidiano de viajeros que sí ayuda a asentar a la población», recalca.

No obstante, esta faceta no está muy desarrollada, seguramente debido a la postergación del ferrocarril en España en beneficio del vehículo particular, allí donde el AVE no ha llegado. De hecho solo dos trenes diarios recorren este trayecto cada jornada.

«La mayor parte de los trenes que pasan transportan carbón», informa una portavoz de Adif. «El material se carga en el puerto de Tarragona y llega en vagones a la estación de Samper de Calanda, desde donde se reenvía a Andorra, para su central térmica», explica.

Se da la circunstancia de que los convoyes cargados circulan por el tramo de Caspe, en la R-15, mientras que los que van vacíos regresan por Lérida, apuntan en el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias.

Renovación

«Existen varios planes en marcha, con inversiones que incluyen todo el trayecto entre Zaragoza y Barcelona», asegura la misma fuente. Por ejemplo, entre Mora la Nova, Reus y Barcelona se están invirtiendo 4,8 millones en la renovación de la vía.

Asimismo, se realizan actuaciones en túneles, trincheras y taludes, al igual que en las intersecciones, con una duración de varios años, dado que se procede tramo a tramo con el fin de no interrumpir el tráfico ferroviario.

Ello no impide que, últimamente, en el segmento que atraviesa la provincia de Zaragoza, se hayan fletado autobuses para llevar a los viajeros de una estación otra.

Fuente: El Periódico de Aragón