Primero fue el presidente de Renfe, Teófilo Serrano, quien aseguró que su compañía no podía mantener unos servicios ferroviarios que sólo generaban pérdidas. Ahora la amenaza es del propio ministro de Fomento. “No se puede tener de todo en todos los sitios. Para reducir gastos tengo que cerrar muchas líneas de tren deficitarias”, aseguró un José Blanco con las cuentas ya muy bien echadas: “Se destinan seis millones de euros diarios al mantenimiento de la red ferroviaria. Y los españoles deben ser conscientes de que ese dinero no cae del cielo”, espetó.
Según Renfe y Adif, en España se mueven a diario más de 5.000 trenes por los 13.383 kilómetros de vías que hay trazadas en España. El criterio de rentabilidad social será el que decida qué líneas se mantienen y cuáles no. Blanco quiere combinar criterios económicos con el aprovechamiento real de las infraestructuras. Se salvarán de la quema aquellas líneas que sean un “servicio de interés público”. El resto de trenes dejará de vivir, por lo menos, a costa del Estado.
El anuncio de las bases del juego del tren de Blanco adelanta un gravísimo “incendio en las regiones más aisladas, por ser las que menos tráfico transportan y, por tanto, las más deficitarias”. Juan Carlos Cáceres es el secretario general del sector ferroviario de Comisiones Obreras, anuncia que 24 capitales de provincia están en la lista negra y que las comunidades más perjudicadas serán Castilla y León, Galicia, Extremadura y Aragón, por ser zonas donde la población está más dispersa. “Una parada, por muy deficitaria que sea, da la oportunidad a una persona de poder acceder a un puesto de trabajo que puede peligrar con la supresión de la conexión ferroviaria”, dice Cáceres. Si para reducir el déficit Fomento se fija en las líneas menos rentables, Cáceres se queja de que el AVE ni siquiera entre en el plan de reducción de costes, cuando mantener un kilómetro cuesta 200.000 euros al año.
El trayecto Puertollano-Mérida-Zafra es uno de los más deficitarios del país. Un servicio que une cuatro principales ciudades (Plasencia, Cáceres, Mérida y Badajoz) acumuló unas pérdidas de 2,4 millones de euros en 2009. Movió 72.000 viajeros en todo el ejercicio: menos de 200 al día. Nadie duda de que la línea es deficitaria. Pero Fomento tiene el deber de estudiar qué opciones tiene esa población, por escasa que sea, de viajar; cuáles son los horarios más frecuentados y cuál es el coste que podrían asumir las comunidades autónomas en el caso de que decidan que no es un trayecto de interés público y pasen la factura de su mantenimiento al Ejecutivo regional.
Extremadura, la más deficitaria.
Para ahorrar costes con el tren, el PSOE está practicando ahora el mismo juego que puso en marcha hace 25 años, cuando el 1 de enero de 1985 dejó de subvencionar los trenes de viajeros altamente deficitarios. Aunque al principio el gobierno de turno dijo que cerraría más de 3.000 kilómetros de líneas cuyos ingresos no pagaban ni el 23% de los costes de sus servicios, al final se deshizo de una pequeña parte (900 kilómetros), ya que dio a las comunidades autónomas la opción de quedarse con el mantenimiento de sus líneas. Sólo Andalucía, Cataluña y la Comunidad Valenciana estuvieron dispuestas a subvencionar alguna de las líneas que atravesaban su comunidad. El resto, sobre todo los de Castilla y León, se quedaron sin tren. “No podemos dejar a una población rural, la más amenazada, incomunicada”, insiste Cáceres. La decisión final la anunciará Blanco en noviembre como muy tarde. Mientras tanto, las comunidades siguen con los dedos cruzados.
Fuente: El Confidencial (www.elconfidencial.com)