El recientemente elegido gobernador republicano de Florida, Rick Scott, anunció el pasado 16 de febrero que había decidido rechazar la financiación federal para acometer la futura línea de alta velocidad de 135 kilómetros entre Tampa y Orlando, primer paso para la implantación de una línea de alta velocidad en escala nacional.
La negativa del nuevo gobernador a recibir la financiación frena de forma efectiva el proyecto, que se había considerado como punta de lanza para la introducción de la alta velocidad ferroviaria en Estados Unidos. Scott afirmó que podía ser “muy gravoso para los contribuyentes”, y “el riesgo supera con mucho a los beneficios”.
Su decisión se ha basado, según explicó, en “tres realidades económicas”. Aunque el gobierno federal había prometido casi 1.770 millones de euros para satisfacer la mayor parte del coste de construcción de la línea, que discurriría a lo largo del corredor Interestatal 4, Scott afirmó que cualquier exceso imprevisto sobre los costes “podría obligar a los contribuyentes a pagar alrededor de 2.200 millones adicionales”.
Ocupación.
Asegurando que el programa ferroviario de alta velocidad del presidente Barack Obama no es la respuesta a la recuperación económica de Florida, Scott insistió: “Debemos realizar inversiones en áreas donde consigamos un retorno para los contribuyentes de Florida. El gobierno federal reasignará la financiación para otros proyectos de alta velocidad, sobre todo en California”.
El gobernador también duda de los cálculos de ocupación y de ingresos, a los que se refirió como “excesivamente optimistas” en dos tercios de los proyectos ferroviarios de alta velocidad. Según los estudios realizados, alrededor de 3,1 millones de viajeros al año utilizarían la línea Orlando-Tampa, pero señaló que sólo 3,1 millones de viajeros utilizan los servicios de Amtrak en el corredor Noreste, donde el mercado, según afirmó “es ocho veces mayor”. Cualquier disminución de la ocupación podría obligar al estado a desembolsar subsidios de hasta 424 millones de euros durante los próximos diez años, sugirió. Y si el proyecto se viniera abajo, el Estado de Florida tendría que reembolsar los fondos federales.
Decisión prematura.
Tras el anuncio, la Asociación de Alta Velocidad Ferroviaria de Estados Unidos señaló: “Los votantes de Florida han expresado repetidamente su interés en la alta velocidad y en una moderna red de cercanías. Además, ya se había conseguido un 90 por ciento de la financiación del proyecto”. El presidente de esta asociación, Andy Kunz, describió la decisión del gobernador como “prematura”, advirtiendo que aún no se había presentado un estudio que se había encargado sobre la ocupación de los trenes.
Fuente: Vía Libre (www.vialibre-ffe.com)