sábado, 9 de abril de 2016

NOTICIAS - La L9 busca nuevos usuarios tras un arranque a medio gas


El pequeño mapa desplegable que se reparte en el punto de información turística del aeropuerto de El Prat indica en un llamativo color naranja que, por fin, el metro conecta con Barcelona. Los indicativos guían fácilmente hasta la estación, donde Turisme de Barcelona ha instalado un nuevo punto de atención. “No teníamos ni idea de la mejor manera para llegar a la ciudad, lo hemos visto y el metro siempre es una apuesta segura”, dice una pareja de británicos, dispuestos a pasar unos días de vacaciones en Barcelona. Algo más informados llega un grupo de alemanes. “La web del hotel recomienda el metro”, explican mientras sacan los billetes. En otros casos, llevan el recorrido preparado desde casa. Como dos jóvenes turistas de Hong Kong que estarán tres días en la capital catalana. “Hemos valorado el coste del billete y la cercanía con el hotel”, explica una de ellas. Su compañera de viaje enseña en un mapa el recorrido que tienen previsto hacer hasta llegar a su destino: bajarse de la L9 en Torrassa para tomar luego la L1 hasta Arc de Triomf. Ambas se muestran sorprendidas cuando se les explica que las estaciones aún huelen a nuevo y que la línea se inauguró hace menos de dos meses. “¿Hasta ahora no llegaba el metro al aeropuerto?”, preguntan con un punto de incre­dulidad.

El goteo de gente que va entrando a la estación de metro de la terminal 1 es constante. En cambio, los que llegan son menos. Una observación poco científica podría concluir que los que cogen el metro doblan ampliamente a los que llegan. Es visible también a bordo, el metro va mucho más vacío de camino al aeropuerto. En el primer vagón del metro sin conductor, con la mirada absorta en los túneles que hacen las delicias de turistas y locales, se encuentra Leonardo Donado. Deformación profesional; es ingeniero de caminos y, para él, “ver avanzar el metro por el túnel es un atractivo más” incluido en los 4,5 euros que cuesta el billete especial al aeropuerto. Este colombiano estudió en Barcelona hace años y vuelve siempre que puede a la ciudad de la que está enamorado. Al enterarse de la puesta en marcha de la nueva línea no dudó en utilizarla. “He venido con un poco más de tiempo para disfrutarla”, dice sin retirar la mirada de los túneles y las estaciones del sinuoso trazado bajo El Prat de Llobregat hasta llegar al aeropuerto. A lo largo del convoy, los turistas de regreso a casa se sientan cómodamente y tienen espacio para dejar bien las maletas. Al llegar a la terminal 1 se bajan Donado y una quincena de personas más. Cada siete minutos llega un metro. Otras veces bajan 10, 20, 30... 50 la vez que más. La observación en diferentes momentos del día demuestra que el Aerobús y el tren siguen transportando a más viajeros que se desplazan hasta el aeropuerto.

TMB lanza una campaña para incentivar el uso de la L9

En todo caso, todo son percepciones del periodista y de trabajadores del aeropuerto. TMB prefiere no aportar todavía datos oficiales sobre el número de usuarios de la L9 en su primer mes y medio en funcionamiento, aunque todas las fuentes consultadas coinciden en una cosa: está por encima de las expectativas. Lo creen en Aena (sobre todo por los trabajadores, otros grandes beneficiados), también en los municipios por los que pasa. “La sensación es que hay más usuarios de los que se esperaban”, valora el concejal de Movilidad del Ayuntamiento de El Prat, Sergi Alegre. La ciudad que acoge el aeropuerto cuenta con cinco paradas en su núcleo urbano. La más utilizada es la que conecta con la estación de Rodalies. El metro les sirve para llegar más rápido a la estación, pero para ir hasta Barcelona optan por el tren, que conecta con el centro de la capital catalana de una manera mucho más rápida. El principal perjudicado es el Prat Exprés, un autobús que conecta El Prat con plaza Espanya de Barcelona. Era muy utilizada por universitarios que ahora han se han abonado a la L9 de metro. Son uno de los colectivos que más lo usan hasta la última parada: Zona Universitària. A las siete y media de la mañana, más de la mitad de los viajeros son alumnos de la UB y la UPC que viven en El Prat. En l’Hospitalet ya es difícil encontrar un asiento libre, pero la imagen queda lejos de las aglomeraciones que se sufren en otras líneas. También quedan lejos de las fotos de absoluto vacío durante los primeros días. “Si hay problemas para sentarse ya es una buena noticia”, asegura Alegre. La alcaldesa de l’Hospitalet, Núria Marín, coincide y se muestra confiada en que la nueva línea “irá creciendo y ganando usuarios poco a poco, a medida que la gente lo conozca”.

Precisamente para potenciar el conocimiento entre los vecinos, TMB lanza a partir de hoy una campaña dirigida a incentivar el uso de la L9 entre los vecinos y trabajadores de l’Hospitalet y El Prat a través de rostros de personas reales como Cristina, una universitaria de 23 años que vive en El Prat con sus padres y que cada día usa la L9 para ir a la facultad de Bellas Artes. Pero la campaña va más allá de los carteles, se dará a conocer la nueva línea a pie de calle. Las panaderías y fruterías de los barrios de l’Hospitalet y El Prat por donde pasa el metro regalarán bolsas reciclables con el logotipo de la L9. En los bares, habrá posavasos con el trazado de la línea. Además, en los eventos que se celebren en ambas ciudades se repartirán billetes promocionales para invitar a conocerlo y, quién sabe si después, usarlo habitualmente.

Fuente: La Vanguardia