miércoles, 22 de julio de 2015
NOTICIAS - Tramos del AVE gallego llevan meses parados por disputas por sobrecostes
La aparente holgura del último calendario comprometido para la puesta en servicio de la conexión de alta velocidad con Madrid, en el 2018, puede más que la coyuntura marcada por este año con doble convocatoria electoral. Desde esa convicción de que queda margen para recuperar el tiempo perdido, el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) justificaba en enero los parones en el acceso del AVE a Galicia por discrepancias sobre modificados en los proyectos que encarecen su ejecución. Pero lo cierto es que, siete meses después, las obras siguen paralizadas en varios tramos entre Lubián (Zamora) y Porto (Ourense). Y el motivo sigue siendo el mismo de entonces: el enconado pulso que libra el ADIF con uniones temporales de empresas adjudicatarias de las obras por disputas por esos sobrecostes.
A pesar de que las máquinas volvieron a la actividad en mayo en uno de los túneles más emblemáticos, el de O Corno (8,8 kilómetros de longitud), en el término municipal de Laza, en otros tramos las obras permanecen paradas o con muy poca actividad. Se trata, además, de un panorama que está a la vista de cualquier usuario del tren que circule por esa zona. Así lo admiten en el ADIF. Aseguran que no aceptará «chantajes ni presiones» de las constructoras para hacer modificados sobre lo previsto en los contratos que no estén justificados con una razón técnica rigurosa. El problema de fondo es que esas variaciones de los proyectos adjudicados implican un sobrecoste que obliga a realizar una inversión mayor de la estimada inicialmente. Con la crisis, las administraciones, también la Xunta, han puesto el foco en el control de los modificados de obra para verificar que realmente responden a necesidades técnicas. Aunque también los organismos que adjudican las obras tienen responsabilidad en posibles adjudicaciones en las que las empresas pueden incurrir en bajas temerarias, al comprometer presupuestos de ejecución que después no les permiten afrontar los trabajos en las condiciones que establecen los contratos.
Las fuentes consultadas en el ADIF insisten en que no aceptarán modificados que no estén justificados. Las desavenencias afectan, además, a obras de gran envergadura en un trazado especialmente complejo por su orografía, donde se suceden túneles de doble tubo y varios kilómetros de longitud, y viaductos muy elevados. Esta disputa con las uniones temporales de empresas (en marzo eran siete las implicadas, aunque ya se reanudaron las obras en algún tramo) mantiene sin trabajo a decenas de operarios, ya que las constructoras reducen el personal al mínimo necesario para labores de mantenimiento. Así, el bloqueo en la actividad puede suponer el despido de unos 30 trabajadores por tramo afectado, con lo que los que perdieron su empleo en el trazado ourensano pueden superar los 200. A estos habría que añadir los perjudicados por la ralentización de las obras en la provincia de Zamora, entre Puebla de Sanabria y Lubián.
Técnicos consultados apuntan, no obstante, un factor adicional que complica la resolución de los problemas técnicos en el que es el trazado más complejo de la alta velocidad en España, como el relevo de ingenieros del ADIF que se han ido jubilando o que tienen que atender varios frentes. Las líneas de AVE proyectadas para conectar distintos puntos obligan a establecer prioridades en año electoral. Por ejemplo, los esfuerzos en el corredor Madrid-Galicia se centran ahora en el compromiso de que la alta velocidad llegue a Zamora antes de final de año.
Fuente: La Voz de Galicia