Todavía no tiene muy claro qué hacer con la estación, en la que se conservan los restos de lo que iba a ser el edificio de viajeros, las cocheras de los trenes y los aseos, pero lo que sí sabe seguro es que el proyecto que ponga en marcha "ha de ser para revitalizar el pueblo, porque esta zona está muy apagada y necesita servicios e iniciativas a la altura de lo que la gente se merece".
Explica que no descarta hablar con el Ayuntamiento de Teruel para alcanzar acuerdos que permitan, quizá, crear un espacio cultural con especial dedicación a la enseñanza de la jota, su pasión. Otra idea le ronda también por la cabeza, y es convertir los edificios en albergue para dar servicio a los senderistas y ciclistas que recorren la vía verde –emplazada en el lugar por el que debían ir los raíles– que discurre pegada a la estación.
Joaquín Biel admite que por sí solo no puede afrontar la importante inversión que requerirá cualquier rehabilitación de las instalaciones, al haber gastado ya en la compra de la estación "los ahorros de muhos años". "Por eso –puntualiza–, para explorar todas estas posibilidades necesitaré compañeros de viaje". Añade que, por otro lado, él no se plantea dejar, al menos por ahora, su trabajo en el campo, heredado de sus abuelos.
Afirma, no obstante, que varios hosteleros ya han contactado con él mostrándole su interés por participar en la puesta en marcha de algún proyecto de restauración y alojamiento. "No nos damos cuenta, pero este lugar es bonito, por el encanto de los edificios y por la belleza de los montes que los rodean", destaca.
"De niño, jugué en este lugar"
Biel explica que decidió participar en la subasta porque siempre sintió como suya la estación. "Cuando era pequeño, jugué entre estos edificios con mis amigos muchas veces y ahora, al ver que se vendía, me ilusionó la idea de poder comprarlo; he tenido mucha suerte y estoy muy contento", afirma.
Confiesa que cuando contó a sus hijas, Alba e Inés, de 15 y 12 años de edad, que había adquirido la finca, estas le miraron "raro" y le preguntaron "para qué quería algo tan viejo". Pero ahora ellas también se han entusiasmado con la idea de poner en marcha alguna iniciativa. Inés es partidaria de construir una piscina pública, pues Villalba Baja no dispone de unas instalaciones de baño con las que combatir el calor del verano y hacer deporte en invierno. La esposa de Joaquín Biel, Cinta Yago, comparte este interés, "siempre que lo que hagamos redunde en beneficio del pueblo".
Biel opina que la estación de Villalba Baja es "la más bonita" de las que quedan a lo largo de la malograda línea Teruel-Alcañiz. "Fue hecha con piedra blanca travertina extraída del pueblo, que es muy resistente y de un color muy agradable", explica.
Lamenta que el pueblo haya perdido habitantes en los últimos años, algo que no acierta a comprender "porque en Villalba Baja se vive superbien, a solo 5 minutos de Teruel y con todo lo necesario". "No entiendo cómo estos pueblos no van para arriba", añade.
"Al menos, veremos la estación en pie"
La alcaldesa pedánea de Villalba Baja, Belén Sandalinas, expresaba este miércoles su “alegría” por el hecho de que la estación de tren haya ido a parar a manos de un vecino de este núcleo de población, siendo este, además, “joven y con ideas”. Sin ocultar que hubiera preferido que la finca fuese adquirida por el Ayuntamiento de Teruel con el objetivo de construir allí un polideportivo del que carece el pueblo, expresó, no obstante, su confianza en que las iniciativas del nuevo propietario, “con toda seguridad, darán vida a la localidad”.
Sandalinas destacó que el resultado de la subasta del Adif demuestra que “hay interés” por la estación, todo un símbolo para Villalba Baja, “lo que permitirá, al menos, que los edificios no se caigan y sigamos viéndolos en pie”.
Fuente: Heraldo de Aragón
No hay comentarios:
Publicar un comentario