viernes, 15 de enero de 2016
NOTICIAS - El juez del Alvia rechaza todos los recursos y deja en manos de la Audiencia el cierre del caso
El juez del caso Alvia no se ha movido ni un ápice del auto con el que el pasado 6 de octubre ponía punto final a la investigación del accidente ferroviario de Santiago con el maquinista, Francisco José Garzón Amo, como único imputado por 80 homicidios por imprudencia grave. En un auto que ha dictado, el instructor Andrés Lago Louro rechaza once recursos presentados contra esta decisión, entre ellos los de las dos principales asociaciones de víctimas (la Plataforma y Apafas) y el de la defensa del maquinista. De esta forma, se deniega de forma tajante la práctica de más pruebas para esclarecer distintos aspectos del accidente, como la desconexión del ERTMS (el sistema que controla en todo momento la velocidad del tren), el sobrepeso del tren que denunciaron las víctimas, el posible deilito contra los derechos de los trabajadores, la publicidad engañosa o la habilitación profesional del maquinista, entre otros aspectos.
El juez deja por tanto en manos de la Audiencia Provincial de A Coruña la decisión sobre si es pertinente el cierre de la instrucción y la convocatoria del juicio oral o si, por el contrario, es preciso seguir investigando el descarrilamiento ocurrido el 24 de julio del 2013 a las puertas de la estación de Santiago. «No es posible hallar causa alguna en el diseño de la infraestructura o del material rodante que contribuya causalmente a la producción del resultado [el accidente]», se afirma en el auto. Sobre la desconexión del sistema de seguridad embarcado en el tren, el juez alega que precisamente esta decisión, conocida por el maquinista, «exigía del mismo un deber de diligencia superior al ordinariamente exigible en caso de que existiera ERTMS».
Para el juez, no fueron los defectos en la señalización o la ausencia de ERTMS los que causalmente desencadenaron el accidente, pues estos «condicionantes» ya «estaban vigentes» en 59 servicios que se realizaron con anterioridad al accidente. En los viajes precedentes, esos elementos se habían mostrado «eficaces y eficientes para preservar la seguridad del tren y de sus ocupantes». «En esta ocasión -concluye el instructor- hubo un factor nuevo y distinto que decididamente desencadenó el resultado, y ese factor fue la imprudencia grave del maquinista, que descuidó la atención a la conducción (...) debido a una llamada del interventor».
Sobre la práctica de más pruebas que se solicitan en casi todos los recursos, Lago Louro considera que el objeto de la instrucción judicial «no es el de practicar diligencias, y cuantas más mejor, sino el esclarecimiento de unos hechos que revisten apariencia penal con vistas a la preparación de un futuro juicio oral». Respecto al posible sobrepeso del Alvia S-730, denunciado por las víctimas en el documental Frankenstein 04155, el juez esgrime el primer informe del Centro de Investigación en Tecnologías Ferroviarias (Citef), en el que se concluía que este tren se comportaba mejor ante el descarrilamiento que el convoy original, el S-130. Sin embargo, obvia un segundo informe realizado con nuevos datos en el que las conclusiones son justo las contrarias y que fue enviado al juzgado para sustituir al anterior.
Fuente: La Voz de Galicia